Koldo Amezketa, quien con los años se convertiría en histórico miembro de Eusko Alkartasuna, recuerda con nitidez aquel 20-N , que le pilló con 31 años. “Trabajaba en una fábrica de mobiliario de Irun, y pasaba al otro lado con mucha frecuencia, tenía amigos refugiados”. La mañana en que se hizo oficial la muerte le llamó “un amigo refugiado de Pamplona”, que le invitó a cenar a Hendaia. Amezketa compró un par de cajas de cava, y pasó la frontera sin problemas.
Entre los comensales se encontraba José Luis Álvarez Emparantza, alias Txillardegi (fundador de ETA), que según recuerda Amezketa, llegó con su mujer y los hijos. Tras la cena, en la zona de la playa había una fiesta de “gente refugiada por una u otra razón”, “y ahí estuvimos hasta la una o una y media de la mañana. Los jóvenes festejándolo”.
Gatopardismo
La sensación general era que la muerte de Franco “en principio no cambiaba nada”. “El rey era el ahijado, el promovido, pero tampoco estaba claro qué papel iba a desempeñar”, si bien rememora Amezketa, “algo tenía que cambiar, porque con lo de Carrero Blanco la previsión de continuidad del Gobierno se había cortado”. A partir de entonces los acontecimientos se fueron desarrollando. “Arias Navarro era tan poco recomendable como cualquiera de los demás, había alguna gente como Torcuato Fernández Miranda que parecía que podía tener algún interés en que algo cambiase, como luego se evidenció”, según fue pasando el tiempo, aunque Amezketa cree que aquello fue un ejemplo de gatopardismo.