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José Montilla AguileraExpresident de la Generalitat de Catalunya

“En Madrid hay una casta de personas que se creen que España son ellos y que España es Madrid”

Exministro, exsenador, expresident catalán... el exdirigiente socialista, con décadas de experiencia política, analiza los momentos que viven el PSOE y el PSC

“En Madrid hay una casta de personas que se creen que España son ellos y que España es Madrid”Cedida.

José Montilla (Córdoba, 1955) fue president de la Generalitat de Catalunya de 2006 a 2010. En su extenso currículum destaca también su etapa como ministro de Industria, Turismo y Comercio, presidente de la Diputació de Barcelona, alcalde de Cornellà o senador. Hoy, a punto de cumplir 71 años, tiene una oficina como expresidente tras esa experiencia institucional y preside laFundació Campalans, un laboratorio de ideas del PSC. el partido donde milita desde su fundación. 

El PSC vive un buen momento y el PSOE un momento delicado.

–Sí, pero hay que estar preparado para todos los escenarios. El PSC es el partido más votado de Catalunya, gobierna sin mayoría, y no es fácil, pero ya quisieran esa situación otros para sí. El PSOE gobierna en una situación un poco más compleja, porque necesita más socios, y en una coyuntura más compleja y preocupante. El crecimiento de la derecha y la polarización es un fenómeno global, y en eso nos parecemos, pero en Catalunya siempre ha habido más ‘fair play’ y nunca se han roto totalmente los puentes con la oposición. En España en estos momentos es muy difícil pensar que algunos de los puentes rotos se puedan rehacer.

Hay quien ve un final de ciclo del PSOE. Usted conoció el fin de González y el declive de Zapatero.

–En los tres casos con un Gobierno en minoría. Pero ahora todavía más, hay nuevos actores y más polarización. La crispación ha crecido en la política nacional e internacional, agudizada por el mundo en el que vivimos, las redes sociales... Felipe dejó el Gobierno en el 96 después de un resultado electoral entonces bastante satisfactorio cuando la economía empezaba a recuperarse. Zapatero fue un poco al contrario, en una situación de gravísima crisis económica. Estuvimos a punto de ser intervenidos, se modificó la Constitución... fueron unas circunstancias muy difíciles.

¿Y ahora?

–La economía va bien...

Pero no se nota en muchos bolsillos.

–Los que hemos vivido otras crisis podemos comparar... Ahora hay trabajo.

Los precios de la vivienda recuerdan a la anterior crisis...

–Como la economía va bien, los recursos de las Administraciones Públicas también, porque hay empleo y actividad económica; más músculo para desarrollar políticas sociales que permitan ayudar. Es obvio que una franja de la población tiene salarios muy bajos y que determinadas cosas se han encarecido mucho. La vivienda lo que más, pero afortunadamente a diferencia de otras crisis pasadas la Administración tiene instrumentos para poner en marcha políticas sociales. Lo peor es perder el empleo.

“Afortunadamente, a diferencia de otras crisis, la Administración tiene instrumentos para poner en marcha políticas sociales”

Usted fue secretario de Organización del PSC. Sánchez parece que se equivocó consecutivamente con Ábalos y con Cerdán.

–No solo es una gran decepción. Parece que desde luego no eran las personas idóneas para este cargo ni muchísimo menos. No sé si las conversaciones están manipuladas o no, la Justicia lo dirá, pero lo que transmiten no es nada ejemplar en absoluto. Nos hacen un gran daño al Gobierno y a los socialistas en su conjunto.

Si estuviesen manipuladas también sería tremendo...

–Habría otro problema añadido, pero desde el momento en que las personas de confianza del presidente del Gobierno la traicionan no es precisamente para estar orgulloso de la selección efectuada. La selección del personal no es fácil de hacer. Supongo, y no es excusa, que él fue descabalgado de la dirección del PSOE por personas que suponía que eran de su confianza. Y seguramente eso le hizo más desconfiado...

Y tirar de ese núcleo fundacional.

–Una equivocación.

Pero viajando se conoce al personal.

–No sé si los otros no mostraron su verdadera cara en ese tiempo, no los conozco. La corrupción no tiene coste político para la derecha, pero para la izquierda es letal, tiene coste de credibilidad y de proyecto, y más en estos momentos en los que las informaciones se pueden tergiversar o manipular. Algunas mentiras son creíbles sobre la base de un porcentaje de verdad. Las medias verdades o las medias mentiras... En cualquier caso es un golpe que afecta de lleno al proyecto socialista en su conjunto.

¿Cree previsible la amnistía a Carles Puigdemont en 2026?

–Normalizaría más la situación el que la ley de amnistía se aplique tal y como la aprobaron las Cortes Generales, titulares de la soberanía. Esperemos a ver qué dice el Tribunal de Justicia de la UE, conocemos el informe del letrado, pero no sabemos lo que decidirá la Sala. Espero que el resultado sea satisfactorio de cara aplicar la ley, que buscaba un bien mayor, el de la convivencia y la armonía. La política es diálogo, negociación y pacto. Creo que si se aplica ley será bueno para Catalunya y para España. Así dejarán de tener excusas también algunos.

Esto se puede entender en Catalunya, la CAV o Navarra, pero el ecosistema en Madrid está muy afilado.

–Es verdad, en Madrid hay una casta muy transversal de personas que creen que España son ellos y que España es Madrid. Los que somos un poco periféricos, y estamos orgullosos de serlo, y también hemos vivido en Madrid, sabemos perfectamente que España no es eso. La verdadera España es la plural, de la que también forma parte Navarra, País Vasco, Galicia, Andalucía, Catalunya, Canarias... Y es la España diversa, la del Estado de las autonomías y del autogobierno, la de las nacionalidades y regiones. Nacionalidades, esa palabra que se buscó porque el año 78 no era el 2025. Yo siempre he defendido que España es una nación de naciones. Solo hay que repasar las hemerotecas.

¿Cuál ha de ser el avance real en esa plurinacionalidad que levanta tantas ampollas?

–Las levanta, pero especialmente en Madrid y entre determinado público. El Partido Popular ha sido muy cuidadoso con las comunidades forales y no ha hecho bandera contra el régimen foral. Pero contra el catalanismo político sí que ha hecho campaña.

¿Por qué cree que ha sido así?

–Porque es rentable políticamente. Todavía recuerdo las cuñas de radios del Partido Popular de Andalucía, con Javier Arenas en aquel momento, hablando de que el Estatuto de Catalunya le quitaría el dinero de las escuelas a los niños andaluces.

A usted, cordobés de nacimiento, eso le dolería especialmente.

–Yo sabía que eso era una falsedad tremenda. las campañas que enfrentan a los pueblos no son buenas. Típicas en este caso del nacionalismo conservador, de buscar un enemigo de fuera y tapar los problemas propios. Confrontar a los pueblos no es una buena política.

“La corrupción no tiene coste político para la derecha, pero para la izquierda es letal, en credibilidad y proyecto”

Se decía que el PSC tenía dos almas. También el PSOE las tiene, dos o tres. No solo la derecha.

–Hay muchísimas más almas, pero el PSC siempre se ha definido desde su fundación como un partido catalanista, que quiere las mayores cotas de autogobierno para Catalunya, pero a la vez siempre participando en un proyecto común con el resto de pueblos de España y en el marco de una Europa que queremos unida, fuerte y si es posible cada vez más federal. Eso nos ha unido. Luego se viven con diferente intensidad los temas de identidad nacional y el eje derecha-izquierda. En el Partido Socialista hay gente más de izquierdas y otros un poco más tibios. Pero creo que un partido, si quiere ser mayoritario, ha de intentar conjugar esas almas, y el PSC lo ha logrado. Pasó la crisis del Procés, en el que algunas personas que marcharon, pero ahí está, con una organización muy implantada en Catalunya, gobernando la mayoría de municipios importantes y siendo la primera fuerza en el Parlamento de Catalunya y en las Cortes. Hay otros partidos que no sé lo que son, porque han desaparecido o han cambiado de nombre o mutado. Desde las primeras elecciones catalanas, en 1980, hay dos formaciones que siguen existiendo como tales: Esquerra Republicana y el PSC. Por lo tanto tan mal no se han hecho las cosas.

¿Qué le parece la insistencia de Rufián en articular un revulsivo a la izquierda del PSOE?

–Lógica, porque si no el riesgo para determinadas formaciones es que si van divididas se pierden escaños. El PSC no llegó al Govern en 1999 porque ICV no recogió en su seno a EUA. Si no, Pasqual Maragall hubiera podido poner en marcha el Tripartito cuatro años antes. No como regalo a nadie, sino por interés propio, estaría bien que se pudieran organizar.

En Catalunya ha surgido Aliança Catalana. En el mundo se normalizan cuestiones que antes estaban fuera de la hegemonía. ¿Qué hacer?

–Los problemas no hay que rehuirlos, no desparecen porque los ignores. No hacerle la campaña a la extrema derecha, a Aliança Catalana o a Vox, y dedicarse todo el día a hablar de ellos, pues no parece que estén en las puertas de ganar las elecciones en Catalunya ni de gobernar Barcelona... Has de hablar de las cosas que le interesan a la gente, sobre todo si gobiernas, y explicar aquello que que estás haciendo y lo que te gustaría hacer y no puedes y por qué, no tanto de los demás. 

La cuestión migratoria tiene una derivada sobre el uso del catalán.

–El problema de la migración ya estaba en la agenda. Mi Gobierno cerró un pacto nacional por la inmigración, tratando de sumar al mayor número de formaciones en el periodo en el que creció más la población en Catalunya. La existencia de una lengua propia añade complejidad al proceso de integración, pero no nos engañemos, las objeciones que pone la extrema derecha fundamentalmente no son de ese tipo. Tienen que ver más con la raza y con la religión. Y en el fondo hay un sustrato tremendamente reaccionario y clasista de que son pobres, porque si fueran jeques árabes encantados de recibirles. Y vienen a trabajar, la mayoría, algunos delinquen, sí, como delinquen ciudadanos de aquí. Y vienen a puestos de trabajo que están libres, que son necesarios y que los ciudadanos de aquí no tienen excesiva propensión a ocuparlos, seguramente porque los contratos son más precarios, están peor retribuidos... Pero muchas personas que se quejan de la inmigración después tienen en su casa a cuidadores inmigrantes.

Usted apostó en su día por la inmersión como factor de integración.

–Sí, lo creo positivo y me consta que la Generalitat en eso está haciendo un gran esfuerzo. El dominio de la lengua propia es un elemento de integración fundamental. Hay que dar facilidades. No creo que esto funcione con coerción, que tiene el riesgo de acabar haciendo antipática la lengua. Se trata de facilitar y que se vea como un elemento que ayuda a integrarse y a progresar. Hablo de personas que llegan para trabajar y no a estudiar.

Me refería a la segunda generación, como factor de igualación.

–Lo es, el segregar y separar a los niños por lengua no es una cosa positiva, porque en el fondo, seamos sensatos, a quien más perjuicaría es, en la mayoría de los casos, en un determinado momento especialmente, es a los castellanoparlantes. Porque los catalanoparlantes acabarían dominando el castellano y los otros tendrían más dificultades; por un problema también de que el distrito en el que vives tiene mucho que ver con lo que serás en el futuro.

¿Qué tiene Salvador Illa en común con usted? ¿Esa tranquilidad?

–No lo sé, el PSC y Catalunya tienen una gran suerte, tiene experiencia y formación, ha sido alcalde, conoce al país, ha hecho muy buen equipo, es dialogante y abierto, no sectario. Capaz de dialogar, que es la esencia de la política.

Usted fue ministro de Industria, Turismo y Comercio (2004-2006). Sánchez ha calificado de error histórico que la UE aplace el final de los coches de combustión.

–La electrificación del parque automovilístico es el futuro. Entiendo perfectamente, aunque pueda tener discrepancias, el interés de algunos países tratando de prolongar el motor de combustión. El ritmo de la electrificación es lento, la penetración de los coches chinos es competitiva, y grandes consorcios quieren un periodo de transición un poco más lento. Pero si de algo tenemos que acusarnos los europeos es de no habernos tomado en serio la electrificación desde el primer momento. Ya sé que cuando se es líder en motores de combustión y tienes fábricas en medio mundo, no es una decisión fácil. Pero seguramente tendríamos que haber acelerado más el proceso, porque si no acabaremos en manos de los chinos (se ríe).

“Conocí a Feijóo cuando éramos presidentes de comunidad. Es una lástima, creo que él hubiera podido hacer ahora otro papel”

Zapatero ha sido llamado al Senado sobre su papel en Venezuela.

–En primer lugar, él en estos momentos no tiene un cargo público, eso siempre hay que tenerlo presente. Por lo tanto, de según qué cosas puede dar explicaciones si lo cree conveniente. Estará obligado a comparecer, porque en esto lo estamos todos, pero él no tiene que rendir cuentas de sus actividades. No es presidente del Gobierno, lo fue.

Como expresidente el rol delimita.

–Pero lo digo por lo que algunos pretenden . Yo puedo tener una opinión sobre Venezuela que seguramente no coincida con José Luis Rodríguez Zapatero, del que tengo una excelente opinión. Siempre le estaré agradecido por formar parte de su Gobierno y por el apoyo que me prestó la mayoría de las ocasiones en las que lo necesité. Su papel en Venezuela puede ser discutible para unos, y menos discutible para otros, porque al menos hasta Navidades salvo la Premio Nobel, el resto de personas que habían salido de las cárceles o de la clandestinidad en Venezuela para venir a Europa, han venido de la mano de él. Y no eran precisamente amigos de Maduro. Yo no haría su papel, pero tampoco es fácil el suyo. Y que le citen en una comisión... el PP lo que quiere es ruido, y esta huida hacia adelante ya veremos por dónde les lleva.

¿Con Feijóo ha coincidido últimamente?

–No, le conozco de cuando era presidente de comunidad, coincidimos en algunos actos entonces.

Y del presidente de la Xunta que destacaba por talante al líder del PP...

–Es una lástima, porque creo que él hubiera podido hacer otro papel, que creo que habría sido mejor para el PP y especialmente para España. Pero bueno, en tiempos de polarización y de tener según qué compañías, seguramente eso condiciona, y es lo que le debe haber pasado.

Preside la Fundación Campalans. Un think tank del PSC, sobre el socialismo del siglo XXI.

–Que necesita actualizarse permanentemente, y hoy más que nunca, porque las cosas van más rápidas y tenemos muchos interrogantes y a veces dificultad para encontrar las respuestas a esos interrogantes en un curso multipolar, con tres grandes actores que tienen un enemigo en común: China, Rusia y Estados Unidos, ya de una manera clara, y Europa. El objetivo es batir a Europa.

¿China también?

–Sí, todos ganan. Está por ver si los dirigentes europeos son conscientes de esa situación y de esa responsabilidad. No es fácil, en un momento de crecimiento de los nacionalismos, de la polarización y las plataformas digitales. Europa no puede ceder de ninguna manera a las presiones americanas de eliminar su regulación, sin responsabilidad de lo que circula por ahí. Y la IA todavía añade más incertidumbre. La democracia se está destruyendo en EEUU. El americano es un gran pueblo. Confío en que no deje que eso acabe en formas de gobierno con apariencia democrática pero donde las decisiones están tomadas y gobiernen unos pocos. Los propietarios de estas plataformas, amigos del presidente Trump, tienen muy claro que hay que destruir la democracia. Europa ha de defender otro proyecto que lo confronte. No es fácil para la socialdemocracia en este contexto ser capaz de renovar su discurso siendo atrevida en algunas políticas.