En una pequeña tienda situada en un centro comercial de El Cairo, dos mujeres ordenaron decenas de trajes de baño islámicos, que algunos han bautizado como burkini. La versión musulmana del bañador femenino está formada por una malla de cuerpo entero, similar a las de neopreno que usan los buceadores, sobre la que se coloca una túnica sin mangas y de hechura suelta, además de una capucha que cubre la cabeza y el cuello. En el establecimiento se ofrecen todas las tallas, desde la pequeña hasta la extra grande, además abundan diversos tipos de túnicas. Sus precios oscilan entre las 200 libras egipcias (26 euros) y las 450 (60 euros). Pero, ¿qué hacían las mujeres veladas antes de que se inventara esto? "No podían ir a nadar o bien tenían que hacerlo sólo con mujeres o familiares", comentó la dueña del local Nevine. El burkini no sólo triunfa en Egipto, sino también en todo el mundo árabe, Europa y EEUU. El bañador fue impulsado por los emigrantes musulmanes y por personas recatadas de todos los credos, según lo que explicó Ashma, director de una compañía que vende a través de Internet bañadores en Turquía. "Las ventas están aumentando pero, es un mercado todavía pequeño y con mucha competencia", subraya Ashma, que insistió en que, además de los motivos religiosos, las mujeres utilizan el bañador para protegerse del sol u ocultar el sobrepeso.