Si quieres sorprender a tus comensales con un plato de carácter tradicional pero con técnicas más avanzadas, no dejes escapar esta receta tan sabrosa que combina productos tan sencillos y deliciosos como la IGP morcilla de Burgos, los pimientos asados y los huevos. Un festín para los sentidos que une ingredientes clásicos con cocina más moderna. ¿Qué necesitarás?

Ingredientes

  • 4 huevos
  • 1 IGP morcilla de Burgos
  • 1 plancha de hojaldre
  • 30 gramos de nueces
  • Sal
  • Cebollino
  • Aceite
  • 2 pimientos rojos asados
  • 40gr de azúcar
  • 1 cucharada de miel

Modo de preparación

Para esta receta con la morcilla como una de las protagonistas, empezaremos preparando una confitura muy suave con un toque de miel. Cortamos en finas tiras los pimientos rojos asados y los ponemos en la sartén caliente (sin aceite ni mantequilla). Debemos subir el fuego para que el agua de los pimientos se evapore, sin olvidarnos de remover de forma constante para que no se peguen en el interior.

Cuando los pimientos empiecen a quedarse secos agregaremos 40 gramos de azúcar, un chorrito de miel y mezclaremos durante 5 minutos. A continuación, trituraremos con la batidora para lograr esa textura más cremosa de la confitura.

Por otra parte, freiremos la morcilla desmenuzándola en una sartén. Seguidamente, vamos a escalfar los huevos; tapamos un bol con papel film realizando una pequeña cavidad e incorporamos un chorrito de aceite de oliva para que el huevo no se pegue al plástico. Encima de esta cama de plástico, colocamos una cucharada de morcilla y con mucho cuidado cascamos el huevo por encima con una pizca de sal. Con mucho cuidado unimos las cuatro esquinas del papel film, y las vamos girando haciendo un paquete prieto y pequeño para evitar que los ingredientes salgan.

En una cazuela ponemos agua y cuando arranque a hervir sostenemos por las colas los paquetitos de los huevos con morcillas y los removemos por la superficie del agua para que no haya un contraste demasiado duro y evitar que se rompa el plástico. Cuando vemos que el huevo ya ha cogido forma, lo dejamos en el interior de la cazuela durante cinco o seis minutos y luego los introducimos en un cuenco de agua fría para frenar la cocción.

El siguiente paso es cortar la pasta de hojaldre con un molde redondo, en el que posteriormente serviremos el huevo; con un tenedor debemos pinchar cada base. Además, añadimos unas nueces peladas en el mortero y le damos unos toques muy suaves para que queden medio molidas. De esta manera, obtendremos un crujiente con la base de hojaldre y las nueces por encima. A continuación, calentamos el horno a 190 grados y metemos las bases de hojaldre con las nueces durante 10 o 12 minutos.

Para la recta final, debemos coger el plato donde vamos a servir y colocaremos la base de hojaldre. Encima colocaremos el huevo con la morcilla y acompañamos con la confitura de pimiento por los laterales y la parte superior.

Un plato minimalista pero lleno de sabores, textura y mucho aroma. Eso sí; una vez está preparado, debemos servirlo rápidamente para que el hojaldre no se reblandezca.