Con la bajada oficial de la mascarilla, no solo nos volvimos a ver la sonrisa a cara completa, sino que lo percibimos como una bajada de bandera con pistoletazo inicial para salir raudos a disfrutar mundo. Seguramente sol y playa, rincones exóticos, Caribe y lejanía sean las claves turísticas que muchos buscan tras una durísima pandemia; es la ansiada necesidad de salir del propio entorno, más aún si es urbanita.

Pero si usted es de los que busca el viaje más que el llegar, el gozar más que enumerar visitas y el charlar más que el recibir información, si le gusta lo auténtico, lo próximo, y vivir experiencias como manipular colmenas, degustar dulces y embutidos artesanales, tener un buen receso recuperador en una bodega o catar aceites, el valle de Ocón, en la Rioja Oriental, es una meta interesante.

Este entorno, entre la depresión del Valle del Ebro y la Sierra de Hez, a mitad de camino entre Logroño y Calahorra, y en ningún caso a más de hora y media en coche de las capitales de Euskalherria, es todo lo citado y mucho más, envuelto y acariciado por la hospitalidad y cercanía de sus habitantes, algo que enseguida percibe el visitante.

El municipio de Ocón lo conforman seis pueblos: Aldealobos, Villa de Ocón Pipaona, Las Ruedas de Ocón, Santa Lucía y el deshabitado Oteruelo. Cada uno de ellos dispone de su genuino encanto rural, que se ha mantenido con el paso del tiempo. Entre sus principales atractivos figurasu viejo Molino de Viento, réplica del antiguo del siglo XIV, cuyas ruinas dieron pie a esta nueva construcción.

Conocida como la pequeña toscana riojana, sus habitantes se sienten orgullosos de su privilegiada geografía, de sus formas de vida tradicionales y de sus productos km 0. Saben que el medio rural es el quid de sus pueblos y animan a quienes les visitan a acercarse a sus granjas, viñedos y bodegas para descubrir cómo se producen esos alimentos y productos de cercanía.

El enólogo de Finca Villa Hermosa.

Productos de calidad

En los Molinos de Ocón, en un entorno de completo relax se encuentra la granja de huevos camperos de La Rioja. Mamen Carrillo y Rafael Balmaseda son ganaderos, envasadores y distribuidores de sus huevos y el carácter familiar de su granja, creada hace siete años, se basa en realizar ellos mismos todas las líneas de la producción. El viaje a la felicidad del viajero está no solo en comer ese huevo campero de una gallina picasuelos en libertad, sino también en cogerlo uno mismo recién puesto. Placeres de antaño en el bocado de hoy.

"Ofrecemos calidad, nuestros huevos tienen un sabor especial que engancha a nuestros consumidores", dice sonriente Mamen. En su granja, el buen trato a los animales no es mera obligación legal, sino pura base de actuación.

Por otro lado, acceder al Trujal de Ocón (Centro de Interpretación de aceite) y acudir al Trujal Cooperativo de Galilea resulta interesante, toda una experiencia para conocer el proceso de creación del denominado oro líquido en el que se basa la dieta mediterránea.

Recorrer la explotación regentada por Helena Soto y escuchar las explicaciones de Mikel son todo un placer. Su seña de identidad es que elaboran aceites de variedades autóctonas de La Rioja: redondilla, royuela y machona, todas procedentes de olivos centenarios. El resultado es un zumo equilibrado en olores y sabores, con personalidad diferenciada.

Continuamos en Las ruedas de Ocón, donde Delia Gil habla con entusiasmo de su ganadería de cerdos Duroc criados en libertad. Ella y su hermana son la nueva generación que regenta la empresa de embutidos Luis Gil, creada por su padre. Elaboran carnes y embutidos ecológicos, 100% naturales y artesanos. Son la única explotación ecológica de porcino con ciclo completo en el Estado.

La producción ecológica busca la conjunción del bienestar animal, la sostenibilidad medioambiental y un modo de producción con la mínima manipulación posible. "Con nuestros embutidos y carnes frescas ecológicos hemos creado una gama de productos de máxima calidad, artesanos y saludables", afirma. Y además el medio no se resiente de una sobreexplotación extractiva.

Sus principales recursos son el cuidado y la rigurosa selección de la materia prima desde su inicio. Para ello han puesto en marcha una explotación ecológica de cerdos criados en total libertad en El Encinar de Ocón. "Les aportamos una dieta basada en productos procedentes de la agricultura ecológica, cereal libre de productos fitosanitarios, semillas o brotes frescos del encinar que hacen posible que nuestros animales presenten una buena forma física y nos aporten una carne de altísima calidad".

Visita apícola en Tío Perico.

Cosechas pintorescas

En Ocón, Apícola Tío Perico ofrece la oportunidad al visitante de ver cómo trabajan sus abejas para después disfrutar de su miel. Porque tío Perico obtiene cosechas pintorescas, mieles bien diferenciadas y productos de primera calidad 100% naturales. Todo ello en un entorno multifloral, que combina las libas de las abejas en cultivos de almendro, olivo y viña.

Pedro Sáenz realiza visitas a las colmenas y muestra cómo se extrae la miel desde el panal, para gozar después de ese manjar de dioses. Es un reencuentro con un oficio que nuestros antepasados desarrollaron, sin máquinas, a mano en un tú a tú con la abeja, que nos regala una parte y exige quedarse con otra de autoconservación. "Un reto familiar basado en el trabajo y la constancia", explica Pedro.

En un entorno idílico, en pocos kilómetros, se desarrolla un festival multifloral de monte bajo, tomillos, cantueso, escobas, zarza, viboreras, etc, en combinación con cultivos de almendro, olivo y viña, junto a una flora de altura con brezos, encinas, robles y hayas. "Además de proporcionarnos su exquisita miel y también cera, nuestras abejas colaboran como polinizadoras de alta capacidad y eficiencia en la producción y rendimiento agrícola, coadyuvando a los agricultores a obtener más frutos, mejor formados y de mayor peso", nos ilustra Pedro Sáenz.

Tradición y cariño

Como no solo vivimos de naturaleza y visitas espectaculares, nada mejor para reponer fuerzas y seguir descubriendo lo que ofrece la Rioja Oriental que hacer un alto en el camino y sentarse a comer a mesa y mantel.

En la localidad de Pipaona, Blas y Blanca ofrecen en su restaurante La Alameda de Pipaona una cocina tradicional y de plena temporada puesta al día. Amantes entregados de la gastronomía, apuestan por los sabores auténticos, los que portamos en la memoria y en el corazón heredados de nuestras madres y abuelas. Es una cocina que requiere tiempo y, sobre todo, mucho cariño, que necesita producto de calidad y mejor cuanto más próximo.

Desde su plato estrella, el cochinillo lechal, pasando por las verduras y hortalizas, todos los productos son locales, lo que hace las delicias de sus comensales. Lo justo para reponer del mejor modo las energías que el viajero gasta en un periplo oconiano.

Continúa el viaje en el museo etnográfico La Casa del Espartero, en Corera. "Se llama así porque sus antiguos dueños trabajaban en el esparto", explican Maite y María, alma mater de la Asociación de Mujeres del pueblo, quienes han logrado su restauración y ahora la mantienen. La casa, construida en 1900, es un caserón de adobe que consta de tres plantas y patio. "Se inauguró en 2019 como casa etnográfica", dicen orgullosas.

Viñedos de altura

Aunque la Rioja Oriental no sea solo vino, sí es su principal seña de identidad y, además, Rioja es sinónimo de buenos caldos. En Nestares Eguizábal, construida en la localidad de Galilea (Rioja Media) se realizan visitas a los viñedos y la bodega. Una buena oportunidad para visitar la casa de estos vinos que nacieron en 1998, 15 años después de iniciar la plantación de sus primeros viñedos. Ramón Nestares, viticultor y bodeguero, se lamenta de que los restaurantes "están matando al vino", en referencia al altísimo precio al que lo ofertan.

Las Bodegas Aradón, situadas en Alcanadre, ofrecen vinos de calidad elaborados en su viña. Realizan sus vinos con uvas provenientes de viñedos muy antiguos, algunos de ellos centenarios, que ellos cultivan con esmero. Gracias al conocimiento adquirido y transmitido desde hace siglos de generación en generación, sus caldos son hoy riojas exquisitos de bouquet afrutado y envolvente.

Pasear por Finca Vista Hermosa es un placer para el que está descubriendo el valle de Ocón. En este viñedo, situado a los pies de la Sierra en Los Molinos, se practica la viticultura ecológica en altitud, con una extensión de 163 hectáreas y con la reserva de Garnachas de Cepa Vieja de mayor tamaño dentro de La Rioja. Juan Antonio Blanco, el enólogo de Finca Hermosa, añade que además de garnacha también se cultivan otras dos variedades de uva tinta y siete de uva blanca. Si se reserva con antelación, se realizan visitas guiadas con catas seleccionadas y comidas camperas en plenos viñedos. Una atracción enológica para todos los públicos.

Alojamientos rurales

Después de caminar, explorar, visitar y degustar también necesitamos descansar. El turismo rural de calidad está ahí para quienes desean disfrutar de un fin de semana, un puente con amigos o unas vacaciones familiares. En el Redal se encuentra La Casa de la Condesa, un edificio histórico que cuenta con su jardín romántico y dispone de nueve habitaciones, cada una de ellas dedicada a un personaje histórico vinculado al lugar, a la familia de los condes y ambientada cada una en su época.

Sus propietarios, María Solano, condesa del Carpio, y el arquitecto Fernando Trueba han dotado de personalidad propia a todas las dependencias de este edificio del siglo XVI, cargado no solo de historia, sino también de anécdotas de sus moradores y visitantes.

También en el Redal se encuentra Los Nogales, un chalet de reciente construcción con jardín, piscina y dos amplios comedores. La casa dispone de 6 habitaciones y tiene capacidad para albergar a 16 personas. Esta vivienda de uso turístico "ofrece todo lo que desearía yo cuando fuera a hospedarme en un lugar como el valle de Ocón", dice con desparpajo su dueño, Braulio.

En el barrio de bodegas de Aldealobos se encuentra la Casa de la Abuela Bego, un coqueto establecimiento con capacidad para diez personas. También tenemos la Casa de Javier y Begoña, una vivienda de alquiler completo a 100 metros de Aldealobos, lo que proporciona el silencio, la intimidad e independencia que el viajero alojado requiere.

Y que usted lo descanse felizmente, porque dulce sueño es visitar un valle tan bucólico como el de Ocón, algo muy parecido a dejarse mecer bajo las estrellas entre los majuelos cercanos al paraíso.