Entre los numerosos fenómenos que nos rodean, los relacionados con la luz son los que más fascinan. Si además tiene una periodicidad calculado y apenas dura unos minutos,es fácil que nos fascine. Es lo que ocurre con la llamada luz equinoccial, ese rayo de sol que atravesando un pequeño orificio ilumina un punto concreto siempre el mismo día a la misma hora año tras año. Si además ocurre en un templo o un edificio construido hace cientos de años, el atractivo es innegable.

Esto ocurre en la zamorana iglesia de Santa Marta de Tera. Esta semana el sol ha entrado por el óculo que corona el altar y durante unos minutos a primera hora, las ocho del Sol, nueve de la mañana hora oficial de invierno (esta semana que viene, la noche de 30 al 31 de marzo, entramos en el horario de verano, dos horas sobre el Sol), para iluminar directamente un capitel cercano al altar durante apenas 15 minutos. Es la luz del equinoccio de primavera, cuando el día y la noche duran lo mismo y el invierno da paso a la primavera.

Por la orilla izquierda del Tera

Santa Marta de Tera es una localidad de la comarca de Benavente y los Valles a orillas del río Tera. Este pueblo creció alrededor del monasterio románico del mismo nombre, en pleno Camino Sanabrés hacia Santiago de Cpompostela Esta íntima relación con el apóstol queda reflejada en su portada sur, las más importante de las con las que cuenta. En su lado derecho hay una escultura de Santiago y se la considera una de las representación más antiguas que se conservan en la actualidad. Otra de sus peculiaridades es que cuenta con un ábside cuadrado, algo insólito en este estilo y que hace suponer que la base de sus estructura es algún templo anterior, probablemente de origen visigótico.

Acceso a la iglesia de Santa Marta de Tera Blas de Paz

El capitel que este primer rayo primaveral ilumina es el más ricamente decorado del templo. No se sabe exactamente qué representa. Según algunos es el alma de santa Marta de Astorga, titular de la iglesia, y otros afirman que es una representación de Jesucristo Resucitado. Dada la cercanía con la Semana Santa y la Pascua de Resurrección y que la primavera es el resurgir de la vida, puede dar sentido a esta última interpretación. Tras muchos siglos olvidado, este fenómeno fue redescubierto a comienzo de la década de los años 90 del pasado siglo y desde entonces se ha convertido en un atractivo turístico en una comarca en la que la naturaleza es su gran valor.

Remontando el río Tera hacia el Parque Natural del Lago Sanabria se llega a Camarzana de Tera, otra localidad íntimamente ligado a la ruta jacobea. Al visitante recién llegado le llama la atención la arquitectura de las casas, que conservan todo el estilo rural de la zona, de adobe y tapial completados con amplios balcones de madera en sus fachadas principales y corredores también de madera en su parte de atrás. Paseando por sus calles se llega al iglesia de la Asunción, un sólido edificio de piedra. Este material salió de otros edificios, entre ellos la villa romana de Orpheus. En su interior un importante y rico retablo barroco es su pieza más importante.

La villa romana de Orpheus es un yacimiento arqueológico museizado descubierto en el año 2007 en un solar. Además de los restos habituales, lo mas destacado son los suelos de mosaico que se han conservado. Se trata de edificio tardorromano de entre los siglos II y IV dC..

Por la orilla derecha del Tera

El valle del río Tena recorre una cuenca relativamente estrecha que recoge el agua de numerosos ríos y arroyos que van bajando de los montes que los rodean y dan un lugar a una extensa y bien irrigada zona agrícola y ganadera gracias a numerosos canales. Desde Pumarejo de Tera hasta Micereces de Tera se suceden los fértiles campos.

El curso del Tera es tranquilo, lo que da lugar a la aparición de varias playas fluviales, populares y cuidadas áreas recreativas para los vecinos.

Desde la playa fluvial de Camarzana se llega a la orilla derecha y el primer pueblo es Pumarejo. A diferencia del resto de localidades, esta destaca por su iglesia de Santiago, una construcción del año 1985 y obra del arquitecto Miguel Fisac. Su modernidad queda perfectamente integrada en el paisaje humano gracias al rústico aspecto de sus muros, levantados piedra a piedra por los vecinos para sustituir a la antigua ermita. Mantiene una estructura similar al resto de ellas, destacando la característica espadaña de todas ellas.

Al iglesia de Santiago de Pumarejo de Tera, obra del arquitecto Miguel Fisac.. Blas de Paz

En Melgar de Tera, la iglesia de San Pedro y San Pablo, en el mismo centro de la localidad se construyó con la piedras de la iglesia de San Blas, que se encontraba en el actual cementerio. De unos años a esta parte, los vecinos trabajan en su restauración de esta última. Otro ejemplo más del cariño y el orgullo de los vecinos del valle hacia su patrimonio. Esto se ve tambiénen la conservación de un molino maquilero de tres muelas que se puede visitar. En este tipo de molinos de cereal, el molinero cobraba en especie, en grano, por su labor. Era la llamada maquila.

Santa Croya de Tera cuenta con una importante iglesia de origen gótico, Santo Tomás Apóstol, que luce una espectacular espadaña, aunque los protagonista principales son la pila bautismal y la talla de la Virgen, las pieza más antiguas del templo, la primera del siglo XVI y la segunda del XV. La zona de baño a orillas de río cuenta con los más completos servicios para disfrutar de una refrescante jornada de ocio rodeados de los árboles que dan sombra a la orillas y campos prados que dejan patente la importancia de la agricultura.

El Tera, a su paso por Santibáñez. Blas de Paz

En Santibáñez de Tera, una de las localidades más pobladas de la comarca se puede descubrir la importancia del pasado vinícola de la región con un visita a las antiguas bodegas El Bayón. Ahora no se encuentra en producción pero siguen mostrando unas instalaciones amplias. El área recreativa La Tablada es una de las zonas preferida de ocio veraniego para disfrutar del río o en cualquier época del año con su zona de barbacoas y merendero.

El penúltimo hito de esta ruta es Abraveses de Tera, en al que su romería a la ermita de la Virgen de las Encinas es una de las más populares del valle y en los que destacan por su vistosidad los abanderados que portan enormes pendones del antiguo reino de León. También merece una visita la iglesia de Santiago Apóstol, otra marca que señala la presencia del espíritu jacobeo en esta comarca zamorana.

Finalmente, Micereces de Tera cierra el recorrido en el centro de una fértil que recoge agua del Tera para regar sus campos, uno de los principales puntos de turismo de verano.