La mayoría de las personas experimentamos en algún momento de nuestra vida pensamientos absurdos o negativos que nos hacen sufrir, y mucho. Se conocen como pensamientos intrusivos y son ideas atascadas en nuestra mente que se convierten en recurrentes, molestas, generan angustia, surgen de repente y son incontrolables. 

Estos pensamientos intrusivos son una de las piezas clave del Trastorno Obsesivo- Compulsivo (TOC), una afección en la que la persona que lo sufre siente que sus pensamientos (obsesiones) no se van a cumplir en la medida en que realice unas acciones determinadas (compulsiones).

La vida nos presenta desafíos y tener pensamientos negativos es normal. Sin embargo, alimentarlos o retenerlos solo hará que se enquisten y acaben afectando a todas nuestras decisiones, emociones, conductas y pensamientos. 

Un hombre angustiado se tapa la cara con las manos. Freepik

Por ello, para poder acabar con esos pensamientos negativos, es importante que sepamos reconocerlos lo antes posible. A continuación te ofrecemos doce consejos que pueden ayudarte a terminar con ellos. Estos son:

1- Evita los estímulos negativos. Descubre los estímulos que te provocan esos pensamientos. Evítalos y sustitúyelos por otros que te generen bienestar.

2- Rodéate de gente positiva y de experiencias agradables. Mantente alejado de las personas y situaciones que te resulten tóxicas. Si lo que ves, lees o escuchas y la gente de la que te rodeas es positiva, será más fácil que tus pensamientos sean alegres. 

3- Exterioriza lo que te ocurre. Si hay algo que te preocupa, habla sobre ello. Seguro que contando a otras personas tus miedos ves que no eres el único al que le pasa o, incluso visto desde fuera, te das cuenta de que la cosa no es tan grave como en un principio parecía.

4- Observa tu pensamiento. Los pensamientos negativos suelen responder a patrones irracionales, con lo cual, observarlos desde fuera como si fueras un mero espectador te ayudará a alejarlos. El mindfulness puede resultarte de gran ayuda.

5- Piensa en positivo. Tener pensamientos negativos suele ser un hábito aprendido, así que cambia el chip y trata de adquirir el hábito de pensar en positivo.

6- Cambia tu punto de vista. Donde veas problemas empieza a ver oportunidades y retos. Ese pequeño cambio de foco puede suponer una gran diferencia en tus patrones de pensamiento.

7- Tira de creatividad. Escribe, dibuja o pinta para exteriorizar lo que sientes. Cuando procesas tus emociones a través de cualquier forma de arte, rompes la dinámica habitual de tus pensamientos y te resultará más fácil entenderlos y controlarlos.

Una mujer se relaja en su casa haciendo un dibujo. Freepik

8- Haz ejercicio. Salir a ander, correr, bailar o practicar yoga hará que tu cabeza se concentre en otras cosas. Además, con el ejercicio aumentarán tus niveles de serotonina y reducirás el cortisol, es decir, serás más feliz y tendrás menos ansiedad.

9- Concéntrate en las cosas buenas. Aprecia todo lo bueno que hay a tu alrededor y en ti mismo. A veces lo que nos parece más insignificante es lo más importante.

10- Cuida tu postura. Un lenguaje corporal inadecuado puede reducir tu autoestima y provocarte una falta de confianza. Si a menudo vas encogido, adoptas un apostura cerrada o notas que frunces el ceño con facilidad, serás más propenso a tener pensamientos negativos. Sin embargo, si mantienes una postura más relajada y sonríes, te sentirás mejor.

11- Vacía tu mente. Dedica un minuto a no pensar en nada y después ya estarás listo para llenar tu pensamiento de ideas positivas. La meditación te puede resultar de gran ayuda.

12- Nadie es perfecto y tú tampoco. No te recrees en tus errores y aprende de ellos. Además, frente a tus debilidades, céntrate en tus fortalezas y en tus virtudes.

En definitiva, tú no puedes evitar que afloren en tu mente pensamientos negativos, pero sí que eres el responsable de la forma en la que gestionas tus propios pensamientos. A todo se aprende y, si no somos capaces de hacerlo solos, siempre podremos solicitar ayuda especializada.