El infarto de miocardio es la principal causa de mortalidad en mujeres. Según un informe del INE de 2023, casi 5.000 mujeres fallecieron en España a causa de esta enfermedad, y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) advierte que las mujeres tienen un 18% más de riesgo de morir por un infarto que los hombres, cuyo riesgo se sitúa en el 9%. 

Aunque los estrógenos ofrecen cierta protección durante la edad fértil, la llegada de la menopausia y la caída de esta hormona incrementan la vulnerabilidad femenina. De hecho, el infarto se ha convertido en la primera causa de muerte en mujeres, mientras que en los hombres los tumores ocupan ese primer lugar.

A diferencia de los hombres, que suelen presentar un dolor intenso y localizado en el pecho, las mujeres experimentan síntomas más sutiles y difusos, lo que puede retrasar el diagnóstico y la atención médica. Entre ellos se incluyen presión o ardor en el pecho, dolor en cuello, mandíbula, hombros, espalda o abdomen, falta de aliento, fatiga extrema, náuseas, mareos o sudor frío, e incluso ansiedad intensa o sensación de muerte inminente. Muchas veces, estos síntomas se atribuyen a cansancio o problemas digestivos, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves.

Síntomas y diferencias clave

En los hombres, el infarto se manifiesta con un dolor fuerte en el centro del pecho que se irradia al brazo izquierdo, acompañado de sudoración y malestar general. 

En las mujeres, el dolor puede ser leve, aparecer en reposo o durante la noche, y estar asociado a fatiga, malestar digestivo o sensación de debilidad general. Reconocer estas diferencias es crucial para actuar con rapidez y reducir riesgos. Además, las mujeres mayores de 50 años o con factores de riesgo como hipertensión, colesterol alto, diabetes, tabaquismo o antecedentes familiares deben prestar especial atención a cualquier síntoma atípico.

Señales de alerta

La prevención sigue siendo la mejor estrategia. Mantener la presión arterial, el colesterol y la diabetes bajo control, evitar el tabaquismo, llevar una alimentación equilibrada y vigilar el estrés son medidas esenciales. La educación sobre los síntomas femeninos y la detección temprana son clave para salvar vidas, dado que muchas mujeres atribuyen su cansancio o malestar a la rutina diaria, y eso puede ser fatal. Reconocer estos signos tempranos, incluso cuando parecen síntomas menores, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Ante cualquier síntoma inesperado, incluso si no es el dolor intenso típico, es importante buscar atención médica de inmediato. Reconocer que el corazón de la mujer no siempre duele como el de un hombre y actuar con rapidez puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.