Cuando la tecnología es capaz de poner en circulación miles de vídeos y de imágenes por segundo, todavía resulta más fascinante contemplar aquella instantánea en blanco y negro que fue captada en Pamplona tal día como hoy hace 100 años, que ha conseguido resistir con dignidad al paso de los decenios y de las desventuras.

La fotografía fue recogida en la prensa local de la época como un recordatorio de una experiencia peligrosa y original de estas fiestas, pero lo que nadie podía imaginar es que se convertiría en la primera imagen de los Sanfermines que trascendió las fronteras de esta ciudad, la primera en hacerse ‘viral’ solo que con un siglo de antelación.

La instantánea se atribuye a Juanito Miquélez. Fue captada durante el encierro del 10 de julio de 1922 y aparece un corredor caído al final de la calle Mercaderes. Se observa que el miura que encabezaba la manada fijó su atención en el mozo. Para fortuna para él, el morlaco no le embistió ni tampoco sufrió daños del resto de la manada, que pasó de largo camino de la Plaza de Toros, que ese año cambió a su actual ubicación.

Imagen atribuida al fotógrafo Juanito Miquélez, donde se observa a un ‘miura’ fijando su atención en José María García-Mina, caído al final de Mercaderes.

“Los encierros en aquellos años se celebraban a las 6 de la mañana y había muy pocos corredores”

El mozo en cuestión se llamaba José María García-Mina y su hijo, con el mismo nombre, guarda enmarcada aquella imagen y mantiene retenidas en su memoria algunas anécdotas de aquellos encierros del principios del siglo pasado, cuando por las calles de Pamplona sólo corrían delante de los toros unos pocos valientes, en su mayoría pertenecientes al gremio de los carniceros.

El hijo de aquel corredor tiene 93 años y una salud envidiable. Acude a la Plaza del Castillo con su nieto, Daniel Ramírez García-Mina, escritor y periodista residente en Madrid, que ha investigado todo lo relativo a aquella imagen de su bisabuelo indefenso delante de la manada a toda velocidad.

“Los encierros se celebraban a las seis de la mañana. Apenas había corredores y unos pocos espectadores en los balcones del recorrido. Fueron los antecedentes de los encierros que tenemos hoy en día, sólo que ahora están muy masificados” comentó el escritor.

“Un mal día”

José María García-Mina recuerda de su padre la gran afición que tenía por los encierros y que aquella mañana delante de los miuras no se encontraba en su mejor estado de forma. “Por lo visto había pasado 15 o 20 días con gastritis, a base de leche. Él le echaba la culpa a eso, a que estaba débil”.

Para conmemorar el centenario de aquella imagen, abuelo y nieto aceptaron la invitación de este periódico para acudir al lugar exacto donde fue tomada. Ese día hacía calor y había mucho ruido. Pamplona ha cambiado, pero la calle Mercaderes se mantiene casi igual, salvo por los negocios que había entonces que han dado paso a otras firmas comerciales.

“Está claro que la visita a Pamplona marcó a Heminway; tres años después publicó Fiesta”

Daniel Ramírez García-Mina - Bisnieto del corredor

“Tenía 31 años y me comentó que oyó el resoplido del toro muy cerca, que casi le tocó. Aunque en la imagen parece que el peligro le viene del primer toro, me contó que el segundo todavía le pasó más cerca. Es difícil saber si acababa de caerse o se ponía de pie”.

José María García-Mina conserva en su casa una reproducción en gran tamaño de la fotografía y asegura con cierto orgullo que desde que apareció publicada adquirió una cierta notoriedad pública. Años después, una famosa panadería de la época, ubicada en la actual Chapitela, confecionó una tarta de mazapán recreando la imagen con el corredor caído delante de la manada.

Su foto, en un bar de alemania

La verdadera sorpresa para el protagonista llegó años después, durante un viaje a Alemania para comprar maquinaria para la Compañía Navarra de Abonos Químicos, de la que era director.

“En un viaje a Alemania para comprar maquinaria se vio en la fotografía en un bar”

José María García-Mina - Hijo del corredor

En un bar, posiblemente en la ciudad de Dusseldorf, encontró la reproducción de la fotografía con él de protagonista. “Allí, en un bar donde las fotos estaban expuestas bajo un cristal, se vio. Imagínate cómo se quedó” recuerda su hijo

Sin embargo, no fue la primera vez que esa imagen cruzó las fronteras y se hizo internacional. La foto fue incluida en un artículo firmado por un joven periodista de un periódico canadiense, Toronto Star, que llegó a Pamplona en 1923 en busca de buen material para sus reportajes.

Se trataba de Ernest Hemingway, que se había trasladado un año antes como corresponsal a París y que no se sabe cómo y por qué apareció en Pamplona. En el reportaje que redactó en octubre de 1923 para los lectores de Canadá sobre los Sanfermines decidió incluir la imagen del mozo caído en la calle Mercaderes junto a una foto de la Plaza de Toros repleta de gente y un par de viñetas sobre el encierro.

El artículo del periodista Ernest Hewingway, que incluyó la imagen del encierro captada un año antes en Mercaderes.

El artículo del periodista Ernest Hewingway, que incluyó la imagen del encierro captada un año antes en Mercaderes.