Por fin se ha prendido la mecha festiva, y de paso también la de la campaña electoral, pero eso me da mucha más pereza y no pienso dedicarle ni una palabra más al tema. Lo mismo me pasa con el culebrón de la UEFA y nuestros rojillos, que nos tiene fritos y que huele peor que algún rincón de esta nuestra ciudad dentro de un par o tres de días.

Ese banderazo de salida lo han dado los rojillos en el sentido literal y todo los demás en el literario. Se levanta así la veda para beber, bailar, reír, cantar, disfrutar, comer, volver a comer y volver a beber, saltar, trasnochar, mal dormir y gastar cantidades de dinero que, al precio que están las cosas en algunos bares, servirían para poder pagar la deuda externa de, por lo menos, Sudán del Sur (y si encima pides algo sólido, llega también para la de Nigeria o Gabón).

Y también por supuesto, vivir ocho mañanas de emoción y riesgo con los encierros de toros.

Y en este sentido, el hielo lo han roto los toros gaditanos de La Palmosilla, que asientan sus reales en la finca La China de Tarifa. Primer día con muchas gente, muchas ganas, suelo mojado (aunque este detalle no creo que lo hubiesen previsto cuando confeccionaron los carteles de la feria), cercanía con el fin de semana...En fin, un coctel que podía resultar explosivo si se descuadraba algo.

Pero ahí estaban, en su tercera aparición por el adoquinado del casco viejo pamplonés, estos toricos que han hecho honor a su lugar de procedencia. Tarifa será posiblemente uno de los paraísos del viento y los seis morlacos gaditanos -para no hacer un feo a su tierra- volaron bajo en la primera matinal festiva. Casi calcaron el tiempo de su presencia del año anterior (entonces fueron dos minutos y veintinueve segundos sin heridos por asta de toro que reseñar) y, si no llega a ser por ese Escandalito, un castaño de 520 kilos, marcado con el número 87 en los costillares, que demoró su entrada en los toriles porque quiso comprobar la firmeza y el asentamiento del arenal pamplonés durante unos segundos, se clava el crono en menos de los dos minutos y medio sin problemas.

Mañana para disfrutar corriendo, con los mansos todavía muy frescos rompiendo el hielo. Estoy convencido de que conforme avanza la semana, los cabestros se irán cansando y como cada vez vienen toros más atléticos y entrenados, seguro de que podremos ver días con la torada por delante, apretando a quienes se lancen a mitad de la calle para medir sus fuerzas y velocidad con el animal. 

Como plástico y fotogénico, el encierro de La Palmosilla lo ha tenido todo: espectacular el pelo y capa de los cornúpetas que dejaban una imagen visual bellísima, manada estirada a partir de mitad del recorrido para lucimiento de los corredores, el precioso abanico blanco y rojo de los corredores de Santo Domingo que entran y salen a velocidad de vértigo de mitad de la calle y, finalmente, ese pantone que recoge todos los colores habidos y por haber que se juntan en las camisetas de quienes plantan sus reales desde la Bajada de Javier en adelante. A mi personalmente no me gusta, pero la gente se localiza e identifica más fácilmente y así luego puede subir a las redes sociales sus hazañas en forma de foto para ver si tiene decenas, centenas o miles de likes.

En fin...

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Fotos del primer encierro de San Fermín 2023, con toros de La Palmosilla DIARIO DE NOTICIAS