El aire huele a pólvora, a vino barato y a ropa que pedirá perdón en la lavadora durante los próximos días porque arranca ese momento del año en el que los pamploneses se convierten en héroes de resistencia etílica, los foráneos creen que pueden correr delante de un toro con unas cuantas copas de más y los bares descubren que 3.000 litros de cerveza no son suficientes para un solo día.

El 6 de julio, Iruña se volverá a vestir de blanco y rojo –todavía sin resaca– para recibir los Sanfermines mientras la gente ondea sus pañuelicos al ritmo de las gaitas y los txistus. Mientras, tres valientes –los creadores de contenido María Etayo (@Messymess), Gorka Molinero (@Gorkamolinero) y Harthman Andrés Rey (@Andresharthman),

junto con su perrita Duna, de cuatro años– enfrentarán sus móviles contra el alcohol, el agua y los empujones para grabar la fiesta. Para mostrar lo más bello que tiene Pamplona en estos nueve días –con sus noches– de juerga, música y tradición. Y cada uno lo hará a su manera: María, a través de la estética nostálgica de los 2000; Gorka, por medio del deporte, las aventuras y el buen comer –su “día a día”–, y Harthman y Duna, desde una perspectiva pet friendly y con una mirada en lo más hondo de las fiestas.

Gorka Molinero (@Gorkamolinero) Unai Beroiz

A pesar de que Molinero –vecino de Berriozar, de 22 años– siempre haya sido un torbellino –y así lo demuestra en sus perfiles de redes sociales– cuando era pequeño no le gustaba mucho la fiesta. Pero con una excepción: los Sanfermines. “Era un ambiente en el que todo el mundo estaba contento, con txarangas y gigantes por la calle y con el calorcico de julio... Y ahora son mis fiestas favoritas”, reconoce. En el caso de Harthman –natural de Ecuador de 32 años, aunque con apenas cuatro años se mudó a Pamplona–, recuerda con mucho cariño cuando colocaban las barracas en la explanada de Yanguas y Miranda y todos los niños jugaban entre ellos. “No había móviles, así que te juntabas con un grupico, echabas la tarde y al día siguiente no te acordabas de ellos; pero durante ese rato eran tus mejores amigos”, se ríe. Y María comparte ese lugar de la memoria sanferminera, pero –haciendo honor a uno de sus temas más recurrentes en sus vídeos; las visitas a los rastros, los mercadillos y las tiendas de segunda mano– también rescata de su infancia las horas que paseaba entre los puestos –o “los hippies”, como los llamaban sus padres– y asegura que fueron su “todo”. Aunque ahora también. De hecho, no hay año que no se dé una vuelta por el Bosquecillo en busca de alguna ganga.

De los fuegos artificiales también guarda un tierno recuerdo, pese a que le dan mucho miedo. Como a Duna. Por eso, su dueño y ella suben a San Cristóbal para que no escuche los ruidos fuertes y pueda disfrutar con él de las vistas. “Y también le encanta ver los encierros en la tele. Tengo vídeos que demuestran que se queda embobada mirando lo que está pasando”, añade.

Harthman Andrés Rey (@Andresharthman) y su perra Duna Unai Beroiz

La fiesta sin igual

Conforme fueron creciendo, las preferencias cambiaron. Pasaron de los gigantes o las barracas a los almuerzos del 6 de julio con la cuadrilla, el Chupinazo, la juerga y el Pobre de Mí. “Ahora llevamos un ritmo más desenfrenado, el cuerpo está más cansado y a mí me pide huir un poco y estar en el campo”, comenta Harthman. En ese sentido, María añade que los últimos años ha acabado “mala malísima”, de no poderse mover de la cama. “Pero el cuerpo aguanta hasta el último día”, se ríe. Y, aunque para ambos el último día tiene una magia especial –una nostalgia por lo que acaba de terminar y un deseo de que regresen pronto–, Gorka se decanta por la emoción del primer día en plena plaza del Ayuntamiento, con las bolas que se lanzan de un lado a otro y a la espera de que se lance el cohete. Tampoco se olvida de las txarangas: “Ciérrame los bares si quieres, pero déjame con la música en la calle”, menciona. Porque “la fiesta de día” siempre es mejor. Y más si la puedes acompañar con “unas buenas gafitas de sol”, defiende María. Y, también, porque los Sanfermines son mucho más de lo que se ve en la televisión y de los estigmas que se pueden tener acerca de estas fiestas. “Esto va de ver una Pamplona unida. Y eso es emocionante”.

¿Una ciudad sin ley?

Se suele decir que, del 6 al 14 de julio, Pamplona abandona la rutina para abrazar el caos. “La gente cree que los Sanfermines son puro despilfarre, gente borracha y sin ningún tipo de respeto. Pero también son los gigantes y cabezudos, las txarangas, los partidos de pelota, las dianas... Y de eso no se habla tanto”, dice Gorka. Por eso, la recomendación que los tres darían a alguien que venga de fuera es que “traiga una sonrisa, se vista de blanco y disfrute. No hace falta más porque todo lo que pasa por la calle te arrastra, te hipnotiza y te lleva”.

María Etayo (@Messymess) Unai Beroiz

los ojos de tres creadores Aunque María, Harthman y Gorka cogerán menos el móvil que de costumbre –porque en su lugar tendrán un vaso, su pañuelico o la mano de algún amigo para no perderse entre la marabunta de gente–, han reservado unos raticos para que sus seguidores puedan conocer las fiestas a través de sus ojos. En el caso de María, ya tiene en mente grabar un get ready with me, una visita a “los hippies” o un vídeo sobre el concierto de Cali y el Dandee, un acontecimiento “superdosmilero”, entre otras cosas. Por su parte, Gorka tiene muy claro que su objetivo es mostrar al público los Sanfermines que él conoce. Por eso, mucho de su contenido girará en torno a las peñas y las txarangas. “Quiero hablar de qué es lo que hace únicas a cada una de las peñas, que son las que crean estas fiestas”, señala. Además, grabará vlogs con propuestas de planes por la ciudad. Por el contrario, Harthman espera desconectar durante estos días sin prestar mucha atención al teléfono móvil. “Mi cuenta no es muy sanferminera y tampoco puedo hablar mucho de la cuestión pet-friendly, por lo que prefiero disfrutarlos de otra manera”.

Porque los Sanfermines son mucho más que encierros, cubatas a deshoras o que calles abarrotadas hasta el amanecer. Son un latido compartido. Lo que María siente como “un orgullo” porque es una forma de colocar su ciudad en el mapa. Lo que Harthman entiende como aquello que le gustaría enseñar a sus hijos. Y lo que Gorka interpreta como “la unión del pueblo”. Porque son unas fiestas sin igual, en las que se crean vínculos, lazos que no se rompen con el paso del tiempo y recuerdos que se quedan para siempre. Porque San Fermín no es solo una celebración: es una manera de amar las raíces. Aunque a veces sea con una copa de más y la ropa blanca teñida de vino. Y de vida.