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¡Yala!, un Chupinazo contra el genocidio en Palestina

El colectivo lleva hasta la plaza un mensaje de solidaridad, denuncia y resistencia / Llaman a la sociedad a “seguir luchando” contra los crímenes de Israel

Fotos del Chupinazo de San Fermín 2025 en Pamplona: ¡La fiesta más internacional se enciende con un grito solidario por Palestina!Javier Bergasa

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A las 12 en punto, aunque con unos segundos de vértigo en los que los corazones se detuvieron en el balcón principal de la Casa Consistorial, el estallido del cohete llenó de blanco y rojo Pamplona. Pero este año, entre pañuelos, cánticos y alegría, resonó también con fuerza otro color, el de la kufiya palestina, y otro grito: “¡Palestina libre!”. La plataforma Yala Nafarroa, elegida en votación popular con una abrumadora mayoría para lanzar el Chupinazo, llevó hasta la plaza un mensaje de solidaridad, denuncia y resistencia que recorrió las calles de Iruña y llegó hasta Gaza: “Stop genocide!”, en inglés, para que lo entienda todo el mundo.

“Es como salir al cielo”

Pocos minutos antes del disparo, Dyna Kharrat, una de las tres representantes del colectivo al que se le concedió el honor de lanzar el cohete, contenía los nervios con la emoción a flor de piel y un nudo en la garganta: “Estoy muy nerviosa, muy emocionada y sobre todo concentrada en que el mensaje llegue lejos, hasta Palestina”, explicaba. A su lado, Eduardo Ibero compartía sensaciones parecidas: “Estamos muy nerviosos pero muy felices. Lo vivimos con mucha ilusión, con estrés también, pero con muchas ganas de gritar”.

Los tres protagonistas apenas habían comido pocos minutos antes del mediodía. Ni tradicional almuercico de cuadrilla, “como todos los años”, ni celebraciones previas: “Es mucha responsabilidad, no es un Chupinazo cualquiera”, reconocía Kharrat. En la sala que antecede al balcón, la tensión se palpaba en el ambiente. Mientras los operarios municipales daban las últimas indicaciones a los tres elegidos —cómo colocar el cuerpo, cómo prender la mecha—, se intercambiaban miradas cómplices, abrazos y lágrimas contenidas, con una sonrisa en la cara que más de emoción era de nervios. La felicidad vendría después.

Finalmente, llegó el momento. Los timbales y cornetas anunciaron el instante esperado por todos, y las puertas del balcón se abrieron de par en par para Yala Nafarroa. “Palestina askatu!” gritó Lidón Soriano, portavoz de la plataforma, con el puño en alto, mientras se disponía a salir afuera. “Gora Palestina!” la acompañó Kharrat, con paso decidido, pero las manos temblando. El momento de cruzar la puerta y ponerse frente a frente con la multitud fue, como ella misma describiría, “como salir al cielo de repente”. Ante ellas, una plaza abarrotada, teñida de rojo y blanco, las recibía con un rugido ensordecedor y los pañuelos en alto.

Ya desde el balcón, Kharrat, Ibero y Soriano elevaron al cielo de Pamplona la urgencia de detener el genocidio que el Estado de Israel comete contra el pueblo palestino. “Ha sido increíble. No sé ni qué se siente. Mucha emoción y mucha alegría”, decía Kharrat entre lágrimas inmediatamente después de prender una mecha que se resistió más de lo esperado y que llegó a generar nerviosismo en más de uno de los presentes: “¡Madre mía! La única tarea que teníamos… Hemos tenido que soplar porque no había manera”, bromeó Kharrat, emocionada, pero con mucha más tranquilidad que minutos antes.

La plaza estalló con el cohete y, entre la multitud, decenas de banderas palestinas ondeaban al viento entre pañuelos en alto y una incesante lluvia de vino. “Esto va más allá de nosotras”, afirmaba Kharrat. “El mensaje es claro: romper relaciones con Israel ya. Que termine el genocidio cuanto antes. Pamplona está con Palestina”. En la plaza, una de las pancartas fue todavía más allá: “Destuir Israel”, reivindicaba.

Emoción y reivindicación

Detrás de la alegría colectiva y la celebración, la jornada tuvo un trasfondo profundamente político. Yala Nafarroa —que agrupa a 1.700 personas y 230 colectivos— aprovechó el escaparate que San Fermín ofrece a Pamplona, en el centro de todas las miradas, para convertir el acto más mediático de las fiestas en una plataforma de denuncia. Lidón Soriano lo resumió con claridad: “La ciudadanía de Iruñea ha convertido el Chupinazo en un símbolo de resistencia y de defensa de los derechos más elementales: el derecho a la vida y a una convivencia justa y en paz”. Soriano agradeció el respaldo social que ha acompañado a la candidatura desde su inicio y puso en valor que “las muestras de apoyo, solidaridad y cariño son constantes. Esto no es solo una victoria de Yala Nafarroa, sino del trabajo conjunto de muchos colectivos como Palestinarekin Elkartasuna o BDS”, señaló.

Minutos después del lanzamiento, todavía con los ojos vidriosos, Soriano respondía emocionada en la sala reservada para la prensa en el Ayuntamiento: “Lo social es político. Nuestro día a día, los derechos humanos, el derecho internacional… es política. Otra cosa muy distinta es el partidismo. Esto no tenía nada de partidista, porque los derechos humanos, el derecho internacional, eso no corresponde a nadie. Eso es universal y debería ser un imperativo moral para todas las personas”.

Incluso el grito final, ese “¡Viva Palestina libre!” que retumbó desde lo alto del Consistorio, tuvo algo de íntimo. “No lo había hablado con la plataforma, así que exonero completamente de culpa al colectivo”, confesó Soriano. “Pero si no lo llego a hacer no habría podido vivir conmigo misma”.

Compromiso de arriba a abajo

Durante todas las entrevistas previas y posteriores a lanzar el Chupinazo, la plataforma insistió en que su mensaje no es partidista, sino profundamente humano. “Pedir el fin de un genocidio no es algo ideológico. Es una cuestión de derechos humanos elementales. Hablamos de una emergencia absoluta: niños asesinados, personas muriendo de hambre y sed… El Tribunal Internacional de Justicia ya ha señalado la gravedad de lo que ocurre en Gaza. Hay un imperativo moral que va más allá de las ideas políticas”, reiteraba Soriano.

Kharrat también subrayó que Yala no es una plataforma política tradicional: “Yala es una idea. No puedes politizar una idea. Es una idea a la que cualquier persona que esté de acuerdo con la solidaridad con Palestina puede asociarse. Va más allá de la política. Es por los derechos humanos”.

Este año, la fiesta ha arrancado con una declaración que atraviesa las calles y trasciende fronteras. “Tenemos que seguir luchando. Este genocidio tiene que parar de una manera u otra. Hay que romper relaciones con Israel y que el mensaje llegue hasta donde tenga que llegar”, insistía Kharrat aún con la adrenalina del balcón. Y añadía, ya en el plano más personal: “Las fiestas se presentan con mucha emoción. Palestina está súper presente. Estamos muy felices”.

“Una gran victoria”

Para Eduardo Ibero, la jornada fue “una gran victoria”, no solo por lo simbólico de haber estado en el acto más importante de las fiestas, sino porque “es una forma de gritar contra el genocidio que estamos viviendo en directo y que nos duele en lo más profundo”. En los días previos ya había dejado claro que todo esto no era una cuestión de protagonismo individual: “No hace falta decir mucho, porque todo está dicho”, resumía. “Estamos muy orgullosos, sobre todo con el empujón que nos han dado los ciudadanos de Pamplona. Desde hace mucho tiempo veíamos la solidaridad de esta ciudad, y así ha sido”.