Lo que no se nombra no existe. Es importante decir las cosas. Y tratar de decirlas a tiempo. Por eso ayer una de las tres personas que lanzaron el Chupinazo se salió del guión marcado, de las palabras protocolarias, para expresar directamente su apoyo a Palestina. Y mientras la mecha no prendía, alargando con una cierta tensión ese momento mágico, se escuchó “Stop Genocide. Free Palestine”, en inglés, para que lo entienda el mundo entero.

Ese era el objetivo de este Chupinazo solidario y en favor de los derechos humanos, que desde ese balcón el grito de paz llegara muy lejos. “Tenía que decirlo” reconoció después asegurando que lo decidió de manera espontánea, aunque seguro que la idea le llevaría rondando muchos días . Tenía que decirlo, nombrarlo, para que Palestina existiera de verdad en ese momento. Y aunque la voz y la mano la tenían centradas en prender esa mecha de la fiesta, fue un comienzo un tanto frío, como que costó dejar salir la alegría.

No tuvo que ser fácil la mezcla de emociones en ese instante, pensar en la destrucción de Gaza, en todas las personas asesinadas, mientras ves a tus pies a miles de personas clamando por divertirse. La vida es esto, pura contradicción. La fiesta a veces también.