Un incendio arrasa las instalaciones del club hípico Labiano
Se investiga si pudo ser provocado, ya que se grabó a alguien dentro El fuego no afectó al establo, donde había 50 caballos, pero destruyó el resto
labiano. Un incendio, cuyo origen se investiga si pudo ser provocado, destruyó en la madrugada de ayer la mayor parte de las instalaciones del club hípico de Labiano, en el valle de Aranguren. Las cuadras, donde había medio centenar de caballos, sí pudo salvarse de las llamas y ninguno de los animales resultó lastimado en el suceso.
El fuego, que se declaró por motivos que investiga la Policía Foral, comenzó a las 1.48 horas y arrasó el picadero cubierto, el restaurante, la cocina y los vestuarios del centro. Los bomberos de la Agencia Navarra de Emergencias de los parques principal y comarcal de Aralar pudieron controlar el fuego antes de que afectara al establo donde se encontraban los caballos, que fueron liberados y sacados al exterior del recinto para garantizar su integridad física.
Las labores de extinción, en las que participaron 18 bomberos y cuatro vehículos, se prolongaron hasta las 7.00 horas. Hasta el lugar también se desplazaron una patrulla de Medio Ambiente de la Policía Foral, otra del área de la Seguridad Ciudadana y una tercera de la Policía Judicial que investiga los hechos.
Ya por la mañana, efectivos de la Policía Científica tomaron fotografías del estado en que quedaron las instalaciones y rastrearon vestigios que pudieran aclarar el origen del incendio. Igualmente solicitaron a los dueños del club hípico las grabaciones de las cámaras de seguridad.
Al parecer, momentos antes del incendio, una de las cámaras captó en el interior del restaurante a un individuo que portaba una linterna. Los agentes deberán determinar si esta circunstancia está relacionada con el inicio de las llamas y si las mismas fueron provocadas o fortuitas.
Gabriel Márquez, el responsable de las cuadras y los cursos que se imparten en el club, un servicio que tiene arrendado a los propietarios de las instalaciones, comentaba ayer que "en principio, la actividad no resultará afectada. Las cuadras se han salvado por fortuna y los caballos están bien. Hemos perdido el picadero cubierto, los vestuarios y también el bar, pero las clases seguirán".
Hasta el centro hípico se acercaron a lo largo de la mañana de ayer algunos propietarios de los caballos para comprobar su estado. También vecinos de los alrededores, amigos de los dueños.
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