pamplona. No son sólo carne de documental, pasan desapercibidas la más común de las veces y la inmensa mayoría de los mortales, profanos en la materia, somos incapaces de distinguir una especie de otra o de conocer en profundidad los rasgos que las hacen singulares. Hablamos de las especies de fauna que habitan en Navarra, 381 en total, de las que 16 están en peligro de extinción (11 aves -avetoro, quebrantahuesos, águila perdicera, cernícalo primilla, perdiz nival, urogallo, perdiz pardilla, avutarda, ganga común, pico mediano y pico dorsiblanco- y 5 mamíferos -nutria, oso pardo, murciélago mediterráneo de herradura, murciélago de Bechstein y murciélago ratonero pequeño; hay 23 especies de murciélago en Navarra-).
Se cataloga en peligro de extinción a la especie cuya supervivencia es poco probable si los factores causales de su actual situación siguen actuando. Entiéndase por tales factores amenazantes la acción del hombre en forma de furtivismo o vertido de venenos, la destrucción del hábitat de estas especies, el cambio climático y su incidencia en la subida de las temperaturas para las especies de alta montaña o la introducción de especies alóctonas, que no son propias del hábitat en cuestión.
En cuanto a las 16 especies en peligro de extinción, las sensaciones son ambivalentes. Algunas de ellas se encuentran francamente mejoradas, con poblaciones fortalecidas y sobre las que los expertos son moderadamente optimistas. Otras, en cambio, andan en regresión, tienen cada vez menos presencia y corren serio peligro. Entre éstas preocupa el águila perdicera, con sólo tres territorios en Navarra y con una reproducción muy baja; la perdiz nival y el urogallo, con poblaciones muy frágiles y que pueden desaparecer si la temperatura aumenta unos grados en el futuro. La incertidumbre se cierne también sobre la avutarda, la ganga común y las esteparias del sur por el fuerte cambio de sus territorios.
El decreto foral 563/1995 clasifica a las especies amenazadas de Navarra: primero están aquellas en peligro de extinción; luego las sensibles a la alteración de su hábitat (16), cuyo hábitat está amenazado, en grave regresión o fraccionado; en tercer lugar, aquellas catalogadas de vulnerables (17), que corren el riesgo de pasar a las categorías anteriores si en un futuro inmediato no se corrigen los factores adversos que actúan sobre ellas; y, finalmente, las especies de interés especial (77), que merecen una atención especial en función de su valor científico, ecológico o por su singularidad. Se consideran extinguidos el lobo (desapareció en los 80), el lince ibérico (consta que existió, pero no se sabe hace cuántos años) y el bucardo o cabra montesa del Pirineo (se extinguió hace un siglo).
el 39% de las especies europeas Oteando con perspectiva la biodiversidad faunística, Navarra presenta especial valor por su situación en el contexto biogeográfico y en las rutas migratorias. En la Comunidad Foral existe el 60% del total de especies de vertebrados españolas y del 39% de las especies de la Unión Europea. Sin embargo, estos animales no dejan de estar exentos aquí de los peligros que acechan a la evolución de las especies. Una de cada cuatro especies de ave del territorio foral requiere algún tipo de protección para que su población no se pierda o disminuya drásticamente. De las 381 especies de animales que habitan en Navarra, 236 son aves, 27 peces, 17 anfibios, 26 reptiles y 78 mamíferos. Además, 124 de esas 381, es decir, una de cada tres necesita algún tipo de protección para que no se extinga y forman por tanto parte del catálogo. Así los datos, anfibios y reptiles como el tritón alpino, la rana ágil o la lagartija colirroja; mamíferos como el sarrio, el gato montés y el lirón gris; y peces como la lamprea de arroyo, el gobio y el fraile aparecen en el contenido de especies amenazadas en alguno de los cuatro niveles citados anteriormente.
Desde la sección de Hábitats del Gobierno de Navarra explican que para realizar la clasificación técnica se tienen en cuenta factores como el número de individuos, sobre todo en relación a cuál debiera ser su población en un estado favorable de conservación; la dinámica creciente o regresiva de esa población y si hay parámetros que inciden positiva o negativamente en esta dinámica. El catálogo tiene también su versión nacional, que puede incluir otras especies que no aparecen en el navarro pero son de obligada asunción.
Desde Hábitats reconocen que valorar la evolución de las especies amenazadas es tarea harto complicada. Encuentran como obstáculo la falta de referencias, es decir, que en 1995 no existían suficientes estudios y seguimientos como para determinar con exactitud la situación de cada especie. En lo que sí se mojan los especialistas es en advertir del riesgo que supone cualquier suelta de especies de manera indiscriminada (como realizó hace unos años una organización ecologista introduciendo castores en la Ribera). Los técnicos alertan de que especies alóctonas como el mejillón cebra o el cangrejo americano "representan una bomba de relojería para nuestros ríos".
Pero los técnicos precisan que no se trata sólo de reforzar las condiciones para la reproducción de estos animales o de incluirles en uno u otro estatus de protección. También resultan cruciales los planes de gestión y conservación de los hábitats, de los humedales, bosques.... Echando una vista al territorio que les cobija se pueden extraer certeras conclusiones sobre el futuro que les espera. Así, las especies ligadas a paisaje en mosaico, setos o campiña, están sufriendo un declive por la intensificación agrícola. De otro modo, las especies forestales evolucionan favorablemente debido a que el abandono rural ha provocado que las masas forestales avancen rápidamente.
OTRAS SINGULARES QUE PELIGRAN Los expertos de Hábitats subrayan que no sólo les preocupa el estado de las especies catalogadas en peligro de extinción, ya que existen otras incluidas en distintos niveles que están deteriorándose de manera acusada. Por ejemplo, el desman pirenaico, una especie de topo de cola larga que vive en los ríos y que parece en disminución; o el escribano palustre, un ave que usa los carrizales, y que presenta poblaciones escasas, una en el este y otro en la Zona Media. En cuanto a los anfibios, algunos en estado delicado son el sapillo pintojo, desaparecido de muchas zonas y al que le puede afectar la agricultura intensiva; y los galápagos, también a menos debido a las afecciones de barrancos y balsas donde se asentaban y a su competición con el invasor galápago florida. Sólo resistirán si son fuertes, el hábitat juega a su favor y el hombre no comete alguna de sus perrerías.