pamplona. La fiscal pide para García y para otro acusado, un policía nacional, una condena de 600 euros, a razón de 10 euros diarios durante dos meses. Acusa a ambos de haber agredido a un menor de 17 años en el exterior de un bar de la avenida Galicia de Pamplona, frente a la Comandancia de la Guardia Civil.

El menor denunció una agresión tras haber entrado al bar Stadium para acompañar a su novia al servicio, ya que el resto de baños de la zona estaban "llenísimos". El me-nor afirmó que el policía acusado le dijo que "no podía estar ahí" y que le sacó "a la fuerza" del local. Una vez fuera, y siempre según el menor, dijo que este agente le pegó un puñetazo en el estómago en compañía de tres hombres más. Sin embargo, la versión de los acusados es totalmente opuesta. El policía declaró que "estaba en el bar con mi esposa y mi cuñado y el chaval me vio con la camiseta de España y me dijo: quítate eso, facha de mierda. Entonces le llevé fuera porque no quería líos y me dio dos empujones y patadas y nos insultamos mutuamente. Entonces, un hombre me cogió del brazo y me apartó".

versiones opuestas Luego, el menor denunció una segunda agresión, de Koldo García, que éste niega. García dijo que acudió a separar cuando vio una pelea entre el chaval y el otro acusado. Sin embargo, el menor dijo que tras contestar en euskera a una persona, "él (García) se me echó encima, me agarró del cuello y me dio puñetazos en la tripa". García, que fue escolta de profesión, negó esos extremos. "Yo estaba en la terraza y vi una pelea en la que un chico estaba gritando gora ETA. Un compañero cogió al hombre de la camiseta española para separarle y yo fui a tranquilizar al chaval. Le hablé en euskera, le agarré de los brazos y me lo llevé 50 metros más allá, hasta el bar Sol. Entonces, se formó un tumulto de gente y caí al suelo", afirmó García.

La defensa trató de montar una versión de los hechos en la que tachó al menor de "provocador", porque "se le ocurrió ir a ese bar precisamente, repleto de policías celebrando el triunfo de España, cuando hay tropecientos mil baños cerca". El menor declaró que no sabía que el bar estaba enfrente de la Comandancia de la Guardia Civil y que no insultó ni provocó a nadie dentro del establecimiento. "Al entrar, este hombre (el policía acusado) me vio con la camiseta de Independentzia y me dijo que no tenía derecho a estar ahí", aseguró.

En el juicio comparecieron dos mujeres como testigos. No conocían a ninguna de las partes, pero presenciaron los hechos por lo que el peso de sus declaraciones es importante. Una de ellas afirmó que observó a "cuatro hombres pegando a un chaval en el suelo y entonces mi marido lo levantó. Pero un señor grande, éste (indicando a Koldo García) nos lo arrebató y se lo llevó de los hombros. El chaval decía que no le podía echar de allí, que estaba en su país, y le dijo algo en euskera. Entonces, este señor (García) le dijo: soy más vasco que tú, hijo de puta. Se lo dijo estando fuera de sí. Le golpeó en el tórax, le cogió del cuello y le lanzó al suelo. Me quedé de piedra cuando luego se detuvo al menor por apología del terrorismo. Yo no le vi amenazar".

La otra testigo confesó que presenció desde el bar Sol cómo "un hombre grande llevaba a empujones a un chico y le daba golpes en el estómago. Fue algo salvaje. El chaval era un guiñapo". Un guardia civil que, de paisano, intervino en la detención, dijo que fueron avisados por comandancia de que se había producido un altercado con un supuesto enaltecimiento del terrorismo. Testificó que, al llegar al bar Sol, vio al menor en la barandilla que comunica con la plaza de los Fueros y que gritaba alterado "putos fascistas". "Para evitar una riña multitudinaria, llamamos a los compañeros y, sobre el arresto, continuó que "no le pudimos lesionar durante la detención, empleamos la fuerza mínima indispensable".

ideología, provocación La acusación particular solicitó para los acusados 1.800 euros de multa y una indemnización de 600 euros por las lesiones al joven. Afirmó que la agresión "fue por claros motivos ideológicos y que hubo un claro abuso de superioridad. No cabe duda de que la agresión existió". La defensa, que ejercía el letrado Miguel Martínez Falero, concejal de UPN en Ansoáin, pidió la absolución de los imputados porque aseguró que la versión del denunciante "es una farsa desde el principio. Insultó y provocó sabiendo que es menor y que no le iba a pasar nada. Es imposible físicamente que mis representados le dieran puñetazos y tuviera unas lesiones tan nimias".