pamplona. Desde entonces hasta hace un lustro de años, el espíritu rave ha seguido vivo en Navarra refugiándose en antiguas naves industriales, iglesias en desuso y espacios al aire libre con arbolado y próximos a ríos, pero cada vez se ha sentido más como un movimiento perseguido por las autoridades que ha perdido pujanza y seguidores.
Antiguas serrerías como la de Ecay o la situada entre la Chantrea y Burlada, el viejo aeródromo de Tudela, una antigua nave industrial de Cordovilla, el edificio de Argal en Etxabakoitz, los akelarres de Zugarramurdi, el túnel del parque fluvial que conecta Villava con Arre, la piscifactoría de Acedo, Tafalla, Alsasua, Lumbier, Biurrun, Barañáin (es móvil, van pinchando en un carro), Cintruénigo, Puente la Reina, la zona trasera de las piscinas de Zizur o el fuerte de San Cristóbal... Son, o han sido, localizaciones habituales en las que se han organizado raves en Navarra en los últimos tiempos. Son zonas un tanto alejadas de núcleos urbanos, en las que en un santiamén se puede instalar un equipo de música en condiciones, con una mesa de mezclas y un toldo, baffles y grandes altavoces, un generador de gasolina y un contenedor con bebida.
Sin embargo, este tipo de fiestas mantienen a duras penas el resuello en la Comunidad Foral. Apenas una decena de enclaves se mantienen vivos en la geografía navarra en los que se organizan este tipo de citas que aúnan buen rollo entre los participantes, música electrónica (techno, drum &bass, dub-step...) y consumo de alcohol y de drogas de varios tipos, muy enraizadas con los movimientos underground y hippie, y con la autogestión y autofinanciación como principio.
Las actuales rave en Navarra suelen rondar una asistencia de 100-200 personas, lejos de la cantidad de público que se congregaba en las macrorraves de los inicios, y la norma es que comiencen al amanecer y no tengan hora de conclusión estipulada. Las menores concluyen sobre las 15.00 horas, pero el toque de queda lo marca la propia fiesta. La edad del público ronda los 22-30 años y suelen estar organizadas por colectivos de dj's. "La clave de las rave es que se organizan sin ánimo de lucro. Lo que se busca es divertirse, dar salida a la libertad de expresión y al respeto, esa es la base", explica Kreator, uno de los djs abanderados en Navarra de las primeras rave.
concentradas en fechas festivas Lo que está claro es que este tipo de fiestas cada vez se encuentran con más obstáculos para su organización, en cierta manera las policías las persiguen con mayor ahínco y suelen multar a sus gestores, y aunque de vez en cuando pueda convocarse alguna cita fuera del calendario festivo (sobre todo, en estos tiempos, a través de redes sociales, Internet y móviles, aunque también funciona el boca a boca), cada vez se suelen celebrar más coincidiendo con las fiestas de los barrios o las fiestas patronales de las localidades.
Kreator recuerda que las rave son un "movimiento que copiamos de Inglaterra y Estados Unidos y buscaba lugares en los que se pudiera dar carta blanca a la música sin necesidad de estar en un espacio cerrado. Hay que saber que se empezaban pinchándose reggae, pero ahora todas las rave están vinculadas a la música electrónica. Las de aquí han perdido un poco esa esencia hippie y circense, que incluía también un poco de arte, con gente haciendo malabares y pintando cuadros (de ahí también los muros plagados de graffitis que suelen servir de escenario). Lo que se hace ahora es que la gente fiestera que quiere continuar así durante el día organiza una rave más improvisada y menos multitudinaria. En lugar de ir a un after continúan con la fiesta en otro lugar, pero ahora es muy difícil organizar macrofiestas como las de antes. Ya no hay un movimiento grande, como pudo haber existido hace unos años. Ahora no te dejan hacer nada y te complicas la vida si montas una historia así, los chavales se meten en los piperos y ahí montan lo que sea", detalla este disc jockey, pionero en Navarra de este tipo de cultura.
Hace unos seis años alguna rave celebrada en la Comunidad Foral reunió a más de 1.000 personas, con franceses, holandeses e ingleses presentes dando fuerza también a movimientos paralelos como los squatters, el origen británico de los conocidos okupas.
señas de identidad Está visto que "las nuevas generaciones no han conseguido tomar bien el relevo de los raveros pioneros", comenta un asiduo participante pamplonés en este tipo de jaranas. Es frecuente, en las actuales rave, que los organizadores distribuyan bebidas alcohólicas durante la propia fiesta, habitualmente latas de cerveza, cuyos beneficios sirven para financiar el coste del alquiler del equipo de música. También es frecuente la presencia de drogas de todo tipo (ketamina y speed, sobre todo), aunque el estramonio, que causó la muerte a los dos chavales que murieron en una rave en Getafe, tiene una presencia muy residual en Navarra. Apenas un par de testimonios de la docena que se han utilizado para elaborar este reportaje afirman haber visto en alguna fiesta estramonio.
"La droga no es una de las señas de identidad de este tipo de eventos -aclara este joven habitual entre el público-. No quieren que se les distinga por eso. La droga es habitual, pero aquello no es como un supermercado. Cada cual lleva lo suyo y si quiere algo, lo busca como en cualquier otro sitio. Los asistentes suelen ser personas a los que le gusta la música electrónica y quieren un sitio alejado de las pautas que marca la sociedad para desarrollar sus gustos. Buscamos no molestar a nadie y que nadie nos moleste. Es una manera de seguir de fiesta hasta las tantas", concluye.