pamplona. La Guardia Civil de Navarra, en la denominada operación Saprelorca, llevada a cabo en la Comunidad Foral y en las provincias de Barcelona, León, Ciudad Real, Valladolid, Almería y Murcia, ha permitido desmantelar una red de estafadores que, mediante el conocido timo del nazareno y utilizando empresas ficticias para realizar compras al por mayor, ha estafado más de 65.000 euros, según se desprende de las investigaciones desarrolladas por el Instituto Armado.
Durante la operación han sido detenidos los diez integrantes de la red, a los que se les han intervenido diversos datos de otras trece empresas del sector de la alimentación en las que pretendían realizar similares estafas, con lo que se ha evitado la comisión de dichos delitos, informó la Guardia Civil.
Las pesquisas se iniciaron el pasado mes de mayo a raíz de una denuncia de un empresario de la localidad navarra de Azagra. En ella manifestaba como había sido objeto de una estafa por parte de una empresa que no le había satisfecho el pago de la compra de varios productos de repostería.
Derivado de las investigaciones iniciadas como consecuencia de esta denuncia, los agentes de la Guardia Civil comprobaron que además de éste empresario navarro, existían otras víctimas del mismo fraude y determinaron que se trataba de un grupo organizado en el que cada miembro desempeñaba un trabajo específico a la hora de cometer las estafas.
Algunos de los detenidos se encargaban de buscar los contactos de las empresas que luego estafarían, otros a gestionar las recogidas y envíos de la mercancía a la nave alquilada exclusivamente para la comisión de las estafas y otros a buscar compradores de la mercancía estafada por un precio inferior al del mercado.
'modus operandi' La organización utilizaba el procedimiento denominado timo del nazareno, consistente en la utilización de empresas ficticias. Para ello empleaban datos falsos, así como falsas cuentas bancarias, contactos de teléfono y cuentas de correo inexistente para estafar a sus víctimas, que llegaban a creer que los pedidos alimentarios eran auténticos, por lo que no desconfiaban hasta que veían que no se les abonaba la mercancía.
Varios de los integrantes de la red de estafadores, solicitaban a través de Internet y telefónicamente a empresas del sector alimenticio, concretamente al de repostería, diversos pedidos de alimentos por cantidades entre los 1.800 y 12.000 euros, y aportaban para ganarse la confianza de los empresarios datos de los negocios que mantenían con otras empresas prestigiosas y solventes de otros lugares del territorio nacional.
Con la excusa de probar si sus productos tenían salida dentro de sus empresas, recibían los pedidos y dejaban de pagar la cantidad de dinero pactada al mes siguiente como habían acordado, para desaparecer acto seguido.