PAMPLONA. Su ascenso económico y social fue tal que tuvo el honor, como gran maestro de una logia de Georgetown, la nº 9 de Maryland, de oficiar la ceremonia, colocando la primera piedra y pronunciando una oración. Peter fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a la construcción del primer edificio federal de la ciudad, uno de los emblemas más reconocibles de los EEUU.

Sin conocer casi la lengua de Shakespeare, Peter estableció pronto su primer negocio: un almacén en el que repartía aceite, carne de cerdo española y polvos para el pelo. Este negocio fue solo el preludio de otros, algunos de ellos muy insólitos, que hicieron de Peter un comerciante de éxito entre la sociedad de Georgetown. A este triunfo contribuyeron las inmejorables referencias de su tío, Juan de Miralles, que había ejercido como enlace entre la Corona española y los insurgentes americanos durante la Guerra de la Independencia, jugando un destacado papel en la revolución americana y ganándose por ello el aprecio y la amistad del mismísimo George Washington. Este parentesco fue clave para que al joven Peter se le abrieran las puertas y el éxito empresarial y social, que el navarro supo aprovechar.

ascenso social Tan solo cinco años después de su llegada a la recién nacida nación de EEUU, su posición había mejorado notablemente, y se había convertido ya en agente de la propiedad, motivo por el cual su nombre aparece en varios documentos de la época, en los que se le cita como vendedor de terrenos de la futura ciudad de Washington.

El siguiente paso de su ascenso social, con una posición ya afianzada, fue casarse con una joven católica como él y de buena familia, Ann Nancy Young, hija de Notley Young, un próspero empresario de la ciudad que también se dedicaba al negocio de la venta de suelos. Ann y Peter se casaron en setiembre de 1791, en una ceremonia oficiada por el obispo Carroll, tío de la joven. La boda sirvió para relacionar a Casanave con algunas de las familias más importantes del estado de Maryland.

benefactor Coincidiendo con su matrimonio, el joven navarro apostó por volcarse en sus compromisos con la comunidad. Así fue como pasó a ser agente y patrocinador de los jóvenes que iban al Georgetown College (hoy convertida en la universidad del mismo nombre). Desde esta atalaya educativa se encargó de administrar los fondos del alumnado y de cubrir sus gastos. Se convirtió en el benefactor de los estudiantes extranjeros o de los que carecían de recursos. Según parece, el propio Peter Casanave fue alumno de la institución, a la que acudió tras su llegada a EEUU para perfeccionar su todavía escaso ingles, y más tarde uno de sus hijos, también llamado Peter, fue matriculado en el Georgetown College. En 1793, el navarro dio otro salto en su avance social, y se unió al Consejo Común de la Corporación de la ciudad. Y un año después fue elegido alcalde de Georgetown, pasando a ser la quinta persona en ocupar el cargo.