pamplona. Acabar con el estigma social de la enfermedad mental sigue siendo una de las cuestiones pendientes a la hora de afrontar este tipo de patologías. Así lo explicó ayer la presidenta de Anasaps, Esperanza Ibiricu, en el marco de las Jornadas de Salud Mental 2012, que en esta edición repasaron los principales hitos de la reforma psiquiátrica en Navarra.
El encuentro, abierto por el consejero de Políticas Sociales, Íñigo Alli, contó con la participación del actual director de Salud Mental, Víctor Peralta, y de uno de sus antecesores en el cargo, el psiquiatra José Ramón Varo, quien recordó cómo a partir de 1985 Navarra inició el camino de la modernización en la asistencia a las enfermedades mentales -"marginada del resto de la atención sanitaria y con un hospital psiquiátrico cuyo fin era la reclusión y la exclusión-, dijo", que concluyó con su integración en la red general de asistencia pública. Varo se felicitó por la creación de ocho centros de Salud Mental, dos unidades de hospitalización psiquiátrica y la inclusión de las toxicomanías, pero censuró la imposibilidad de realizar psicoterapia y la saturación de los servicios.