PAMPLONA. Tres años después de la tragedia, Cruz Roja ha hecho balance de su intervención, en un comunicado en el que anuncia que mantendrá su intervención con la población afectada hasta 2015.
En total han sido quince los delegados de Cruz Roja Navarra que han participado en todo este proceso, en el que, desde el primer momento, "la sociedad navarra dio todo lo que pudo por ayudar a las víctimas en Haití", ha subrayado el presidente de Cruz Roja en Navarra, Joaquín Mencos.
"Una respuesta solidaria con escasos precedentes", ha valorado Mencos, ya que, según esta organización, hasta el momento han recogido en Navarra 610.031,71 euros, los cuales, "aunque de manera ralentizada por la idiosincrasia del país, van tomando forma tras la etapa de emergencia a través de fases de construcción, rehabilitación y recuperación de los recursos sociales y medios de vida".
Antes del terremoto, la economía de Haití era la más pobre del continente americano y el 80 por ciento de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza.
En la actualidad "los números van tomando rostro humano y se pueden cuantificar los logros de la intervención con la población", ha afirmado Raquel Barroso, delegada navarra en Haití, al frente de la administración de los fondos de Cruz Roja Española.
"Hoy podemos asegurar que aquella persona con la que hemos intervenido, tiene mejores condiciones de vida", ha apostillado.
En su conjunto, Cruz Roja ha ofrecido lugares seguros para vivir para 180.000 personas; más de 2.600.000 personas han recibido algún servicio de salud; se han rehabilitado o reconstruido 64 escuelas; y más de 75.000 familias han recibido apoyo económico.
En cuanto a las recaudaciones, dicha fuente ha indicado que Cruz Roja Española ha logrado más de 50 millones de euros para Haití, el 64 % aportado por donaciones particulares.
El terremoto registrado el 12 de enero de 2010 en Haití tuvo una intensidad de 7,3 en la escala de Richter y fue el peor sufrido en 200 años, ya que gran parte de la capital, Puerto Príncipe, quedó destruida y otras ciudades, como Léogane, donde estuvo el epicentro, resultaron devastadas en un 80 por ciento.
Hubo 105.000 hogares destruidos, más de 222.000 personas fallecidas, 300.000 heridas, 2 millones damnificadas y más de un millón desplazadas.
Miguel Lavín, uno de los últimos delegados navarros participantes en el operativo, ha explicado que, superada la fase de emergencia centrada en salvar vidas, se pusieron en marcha amplios programas de recuperación y de desarrollo, "en un contexto especialmente complejo por la vulnerabilidad previa del país como la falta de trabajo, infraestructuras de agua y saneamiento en ruinas, sistemas de salud y educativos colapsados".
Una situación que, según Esperanza Ursúa, delegada navarra inmersa en la Cruz Roja Haitiana, "se ha visto agravada por el cólera, la tormenta tropical Isaac, el huracán Sandy y la inestabilidad política que han complicado aún más las intervenciones".
De todas formas, Raquel Barroso y Esperanza Ursua, las dos delegadas de Cruz Roja Navarra que continúan en el país, han advertido de "en Haití persisten necesidades urgentes que es necesario cubrir y a las que tratará de hacer frente Cruz Roja, con el apoyo de la población".