Que la empresa adjudicataria del servicio Navarra Mediterránea de Catering presuma en su página web de la elaboración de dietas y menús según las circunstancias personales de cada paciente despierta una sonrisa irónica entre muchos de los inquilinos de la sexta planta del centro hospitalario.

Una mujer que lo refleja con honestidad es Marisa, madre de un paciente ingresado en dicho piso, que reconoce que "esto está siendo un desastre". Ayer la cena se sirvió a las 20.45 horas, pero "lo del domingo fue el no va más. El servicio deja mucho que desear. De eso no hay duda. Si bien hoy las comidas han venido algo mejor, a mi hijo por la noche le han dejado sin ensalada de guarnición para el pescado. A otros compañeros les faltaba el aceite y el vinagre para componer la ensalada y a todos nos han dejado sin agua y hemos tenido que ir a por los botellines al pasillo", narraba de la última experiencia.

El hijo de Marisa ya lleva diez días ingresado y tanto él como su madre han podido experimentar en carne propia el violento cambio del antiguo servicio de cocinas al actual. "Me parece que lo de ahora es surrealista. Hasta ahora les concedía el beneficio de la duda, pero han agotado mi paciencia. A una chica con dieta blanda le traen el caldo helado, los garbanzos y los guisantes están como priedras, así que hay mucha gente, como nosotros, que hemos traído la comida de casa, en tuppers, y otros tantos que se van a por bocadillos si los enfermos pueden comerlos. La verdad es que la comidad tiene mala calidad o está mal cocinada, es como si estuviera todo a medio hacer, frío, pero me parece que todo esto es muy injusto con los pacientes".

Otra familiar, que tiene a su padre hospitalizado, abundaba en la misma idea. "La comida es incomible, sin sustancia ni gusto, me parece vergonzoso ya que para los pacientes es imprescindible una buena alimentación para su recuperación".