burlada. Santiago Egea Alberto, de 22 años, dormía en su habitación, en la quinta planta del portal número 3 de la plaza Ezkabazabal de Burlada, cuando los gritos de su amigo y compañero de piso le despertaron. "Vino mi amigo Javi gritando que había un incendio. Había olido el humo y el fuego ya estaba muy avanzado, así que no hemos podido hacer nada, solo salir corriendo de casa y llamar a los bomberos".

Eran las 10.35 horas de la mañana de ayer, y el joven, aún en pijama, bajaba a la calle mientras el resto de los vecinos del edificio eran desalojados en prevención, mientras las llamas eran sofocadas. Gracias a que el incendio se localizaba en la última planta del inmueble y a que a la hora en la que se produjo el suceso algunos vecinos ya no se encontraban en sus viviendas, no se produjeron daños personales.

SOS Navarra movilizó dotaciones de bomberos del parque urbano de Pamplona y del parque central de Cordovilla, que pudieron controlar el incendio en pocos minutos. También se trasladaron hasta el lugar patrullas de la Policía Municipal de Burlada, que colaboraron en el desalojo, llamando a las puertas de las vivienda para que los vecinos saliesen de sus domicilios.

El piso donde se produjo el incendio era la residencia habitual de Santiago Egea desde hace dos años. Propiedad de un tío suyo, en él también vivía su amigo Javier, que fue quien alertó de lo ocurrido y evitó, posiblemente, que el suceso acabase en tragedia. "Menos mal que Javi estaba despierto y ha sentido que había empezado el incendio, porque si no, quizás no lo contamos", señaló.

Después de inspeccionar el estado en el que había quedado la vivienda, horas después del suceso, el joven comprobó que las llamas comenzaron "en una habitación en la que no duerme nadie. Ha quedado destrozada y el resto del piso ha sufrido daños por el humo", indicó, al tiempo que se consolaba con el hecho de que sus pertenencias se habían salvado del fuego. "Ahora me tengo que ir a vivir con una amiga y creo que será por un tiempo, porque habrá que pintar y enyesar toda la casa".

La empleada de la panadería situada en los bajos del edificio ratificaba la "gran cantidad de humo" que salía por las ventanas, mientras algunos clientes, vecinos de las inmediaciones escuchaban sus comentarios, aún desconocedores de lo ocurrido. "Se notaba que el chico del piso estaba durmiendo, porque tenía cara de sueño".

Paula Domínguez, que vive justo debajo de la vivienda incendiada, se enteró del suceso cuando volvía a su casa, después de hacer unas gestiones en Pamplona. "He ido a renovar el DNI y al volver me han dicho que había un incendio. Al ver que era encima de mi piso me he llevado un buen susto. Por suerte los bomberos lo han apagado rápido".