Pamplona. Una villavesa de la línea N8 fue apedreada en la madrugada del martes al miércoles en una calle de Mutilva cuando iniciaba el retorno hacia Pamplona sin pasajeros. El incidente, el sexto que sufre esta línea desde septiembre, ocasionó la rotura de varias lunas y no hubo que lamentar heridos. El comité de empresa de TCC denuncia la dejadez de las autoridades ante los constantes ataques y la falta de vigilancia.
El autobús urbano que cubre el trayecto nocturno entre Pamplona y Mutilva fue apedreado a las 4.30 horas de ayer en una zona cercana a la calle San Pedro. El ataque vandálico se saldó con varios cristales rotos y no hubo que lamentar daños personales, ya que en ese momento el autocar no transportaba pasajeros y el conductor no recibió impactos.
El vehículo acababa de dejar a los últimos clientes y, tras llegar a la cabecera del trayecto, inició de nuevo el viaje hacia el centro de la ciudad. En ese momento, cuando circulaba por las inmediaciones de la calle San Pedro, el chófer oyó un fuerte ruido y, extrañado, pensó que podría haber golpeado a alguna señal, según explicaron fuentes sindicales. Sin tiempo para reaccionar, volvió a escuchar entre siete u ocho impactos contra las lunas del autobús, que provocaron numerosos desperfectos.
El acto vandálico, según precisó ayer el comité de empresa, fue precedido por un pequeño incidente en el que un grupo de jóvenes puso impedimentos para abonar el viaje, aunque finalmente todos lo hicieron. Al parecer, durante el itinerario comprendido entre Pamplona y Mutilva, profirieron insultos contra el conductor, sin que el hecho llegara a mayores. Estos pasajeros fueron los últimos en apearse de la villavesa en la localidad, y pocos minutos después el vehículo fue apedreado.
El de ayer es el sexto acto vandálico que sufre a la altura de Mutilva un autobús de las líneas N8 y 17, que realizan prácticamente el mismo trayecto pero la primera de noche y la segunda de día. Los ataques sufridos por la línea 17, no obstante, ocurrieron durante los primeros servicios, a partir de las 6 de la mañana.
Informe a la mancomunidad Los incidentes comenzaron el 4 de septiembre, cuando un conductor fue "acribillado a huevos" por un grupo de jóvenes de entre 14 y 17 años, según denunció el comité de empresa en un informe remitido el pasado 8 de enero -tras el quinto ataque- a la dirección de la empresa concesionaria del transporte público, Transport Ciutat Comtal (TCC); a la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona; al Ayuntamiento de Aranguren y a Inspección de Trabajo.
El informe recoge otro incidente el 5 de septiembre cuando "los mismos jóvenes" impidieron el paso del autocar, lo apedrearon y ocasionaron destrozos en las lunas "con el consiguiente riesgo para los usuarios y el conductor". El 31 de octubre un chófer fue acribillado a huevos de nuevo y otros dos autobuses resultaron apedreados y dañados. El 28 de diciembre dos jóvenes cortaron el paso a la villavesa y el resto la apedrearon. El quinto, que motivó el escrito, ocurrió el 4 de enero cuando unos vándalos destrozaron el lateral del bus y rompieron todas las lunas.
Para evitar nuevos incidentes, la Policía Foral decidió patrullar el municipio durante un tiempo y, al no repetirse los ataques, cesaron la vigilancia, explicaron fuentes sindicales, que reclaman una mayor atención y medidas para evitar riesgos a los trabajadores y usuarios.