pamplona. José Ramón Solanillas, responsable del programa de atención a las personas mayores en situación de dependencia de Cáritas España, subrayó ayer la heterogeneidad del colectivo de mayores, "tan diferente como lo es la sociedad". Personas que han tenido a lo largo de su vida una categoría profesional, lo que se refleja en las pensiones y en "los saberes". En cambio, hay personas en situación de precariedad económica, con pensiones por debajo del salario mínimo que "justamente pueden comer". Existe una vejez en plenitud de condiciones físicas y mentales que sufrir enfermedades y un "deterioro cognitivo". Mayores en compañía de los seres queridos o en soledad. Hay que diferenciar también personas que están bien tratadas que las que sufren maltrato y que "lamentablemente las hay". A su juicio, hay que poner todo el esfuerzo para que "nadie quede fuera de la convivencia en sociedad ni sufriendo de manera innecesaria". En el plano positivo, la longevidad de las personas (esperanza de vida de 85 años) es algo que hay que disfrutar porque abre un abanico de posibilidades para disfrutar de la vida, con una experiencia que es un "tesoro", y, a su vez, una clase ha resultado menos "empobrecida" en la crisis porque tiene "cierta regularidad en sus ingresos". En las jornadas Sagrario Burguete narró su experiencia durante doce años como cuidadora de su marido, una persona con alzhéimer. También Camino Oslé defendió que las personas dependientes son "de la comunidad", y apoyó el espíritu de la Ley de Dependencia como derecho subjetivo, como la salud o la educación. Alertó además de los problemas psicológicos y emocionales que supone para las dos partes "tener que estar todo el día cuidando a una persona, que a lo mejor ni te conoce. Incluso a los niños los llevamos a escuelas infantiles, las personas tienen que tener una vida propia".
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