etayo. El vecino de Etayo Miguel Ángel Esparza Echávarri falleció por aplastamiento ayer noche cuando, al parecer, realizaba maniobras para enganchar a su tractor una cuba de herbicida. El cadáver fue localizado por el padre de la víctima quien, preocupado por su retraso, salió en su busca. El accidente ocurrió en una era próxima al domicilio familiar. Esta ha sido la segunda víctima por aplastamiento en Navarra en los dos últimos días. El domingo falleció en Arguedas una mujer de 37 años aplastada por una máquina que descargaba leña en su domicilio.

La víctima, Miguel Ángel Esparza Echávarri, tenía 37 años, estaba soltero y residía en la localidad. Era uno de los pocos jóvenes del pueblo que se dedicaba a las labores del campo.

El fallecido era hijo de Miguel Ángel Esparza y Raquel Echávarri. Tenía una hermana, Beatriz. La familia es muy conocida porque regenta en el pueblo una casa rural, Casa Esparza, ubicada en el mismo inmueble del domicilio. De hecho, la madre estaba vinculada a la Asociación de Casas Rurales de Navarra.

AUXILIO de LOS vecinos Fue el padre del difunto el que le echó en falta después de haberle visto por última vez alrededor de las 19.30 horas. Salió en su busca a las 21.30 horas, aproximadamente, y se dio de bruces con la tragedia.

Corrió en busca de ayuda y junto a unos vecinos consiguió levantar la cuba, comprobando los presentes que Miguel Ángel Esparza estaba muerto. Una enfermera y una vecina del pueblo realizaron las primeras maniobras de reanimación.

Poco más tarde, hasta el lugar se desplazó una ambulancia (los vecinos apuntan que hubo una importante demora de tiempo); los intentos del personal sanitario también resultaron estériles.

Pasada las once de la noche el cadáver todavía no había sido levantado. Estaba previsto que el cuerpo sin vida de Miguel Ángel Esparza fuera trasladado al Instituto Anatómico Forense de Pamplona para que se le realizara la autopsia.

Etayo, una localidad de menos de cien habitantes situada a unos 15 kilómetros de Estellla, sufrió la sacudida de esta tragedia. El fallecido era una persona muy apreciada y conocida además en los pueblos de alrededor. Formaba parte de la Coral Oleyo, conjunto integrado por vecinos de Olejua y Etayo.