Cuenta atrás para las fiestas de la Virgen Blanca
Gorka Ortiz de Urbina encarnará a Celedón, una tradición que data de 1957
Donostia - Todo está preparado en Vitoria para dar comienzo esta tarde a seis días ininterrumpidos de fiesta en honor a la Virgen Blanca con la tradicional bajada de Celedón. Fue en 1957 cuando un grupo de amigos cogió a la mascota de la cuadrilla, el muñeco Pepito, y con su blusa y un paraguas lo descolgaron desde el tejado de San Miguel con destino a la Plaza España. José Luis Isasi, uno de aquellos colegas, salió a saludar tras recoger a Pepito, que se había caído a un tejado al romperse el cable, y así se convirtió en el primer Celedón.
La celebración del éxito de la primera bajada debió de ser grandiosa, porque al día siguiente el muñeco apareció ahorcado en La Florida, o eso al menos dicen las crónicas de la ciudad. Aquel acto aislado se convirtió en tradición; cada año, poco a poco, la bajada iba calando entre los vitorianos, que aun recelosos del espíritu irreverente de los blusas no podían evitar asistir al acontecimiento que, definitivamente, dio un carácter singular a la fiesta. Y así, año tras año, cada vez iba más gente a la bajada. En 1971 el público ya no cabía en la Plaza España, y como coincidió que había obras en la zona, Celedón aterrizó esta vez en la plaza de la Virgen Blanca. Aquella fue la consolidación definitiva del evento.
cuatro celedones José Luis Isasi se encarnó en Celedón durante 22 años seguidos, le sucedió Enrique Oribe en 1976, y en 1980 tomó el testigo Iñaki Landa, que en un acto de elegancia dejó el cargo a punto de batir la marca de Isasi. Gorka Ortiz de Urbina es el Celedón del nuevo milenio, y hoy, catorce años después (parece mentira) volverá a gritar, con voz áspera y fatigada, tras cruzar una plaza cada año más abarrotada: “Gora Andra Mari Zuriaren Jaiak!”.
El txupinazo se lanzará a las 18.00 horas. Y por primera vez en once años, un lehendakari acudirá a la balconada de San Miguel para asistir en directo a la bajada de Celedón. Fue Juan José Ibarretxe el último presidente autonómico vasco que se dejó ver por Gasteiz un 4 de agosto, y en esta ocasión Iñigo Urkullu participará, además de en el txupinazo, en la Procesión de los Faroles, invitado por la Cofradía de la Virgen Blanca. También estará en las vísperas, el trayecto que la Corporación vitoriana realiza poco después de las seis de la tarde desde el Ayuntamiento hasta la iglesia de San Miguel para asistir a misa.
Hace ya muchos años que el txupinazo se ha convertido en un foro de reunión de representantes políticos ajenos a la ciudad, generalmente invitados por los ediles de cada formación política, y que, cuando viene por primera vez a La Blanca, se quedan sombrados. Asomarse a la balconada cuando estalla el cohete, con decenas de miles de personas saltando, impresiona. El espacio que ocupan la plaza de la Virgen Blanca, la del General Loma, y las calles Mateo Moraza y Prado es enorme, siempre está absolutamente abarrotado, y la perspectiva desde las puertas de la iglesia sobre esa vista es inmejorable.
Tanto que hay pelea por ver la bajada desde tan privilegiado lugar. En la balconada se han llegado a juntar más de 400 personas en tan señalada jornada, generalmente bajo un calor asfixiante. Puro en ristre y con las habituales e inofensivas rencillas sobre qué pañuelo ponerse en estos días, el rojo o el azul, como tema de conversación, concejales y diputados forales olvidan sus polémicas diarias -no siempre ha sido así- y disfrutan de una jornada especial.
Por otro lado, este año le tocaba a EH Bildu elegir al colectivo que ha de prender la mecha de la fiesta, y los elegidos han sido los representantes de la Asociación de Víctimas del 3 Marzo, que suceden al Banco de Alimentos, entidad por la que optó en 2013 el grupo municipal del PSE.
txupinazo reivindicativo El portavoz del colectivo, Andoni Txasko, aceptó el “honor” de dar inicio a las fiestas de La Blanca justo en el año en el que una jueza argentina ha comenzado a investigar los sucesos acaecidos en Gasteiz hace ahora 38 años.
Una vez explote el cohete que lanzaron el colectivo de víctimas, quedan por delante seis días de fiesta con 331 actividades programadas y conciertos para todos los gustos: Betagarri, Esne Beltza, Soraya, Rosendo y La Pegatina, entre otros.
Los blusas y las neskas tienen los trajes preparados para lo que está por venir, mientras la capital alavesa cuenta los minutos que quedan para dar inicio a sus fiestas. Solo falta el cava, el puro y el pañuelo.
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