pamplona - José Luis Garayoa, misionero navarro de los agustinos recoletos en Sierra Leona, y “amigo y hermano del alma” de Manuel García Viejo, religioso repatriado a España, y que se encuentra muy grave afectado del virus del ébola, solo pide a Dios que le “permita darle el abrazo que le debo a Manuel, ya que el día 17 de septiembre no pude dárselo porque volvía tarde al lugar donde vivo en Sierra Leona”. Así expresó sus deseos de que Manuel García Viejo se recuperara de la enfermedad en su blog África en el corazón.
Con respecto a Manuel Viejo comentó ayer en la Cadena Ser que “Manuel pudo irse a España, de hecho tenía billete para el 1 de octubre pero quiso trabajar hasta el final y así se infectó de ébola. Cuando leo algún comentario en algún medio español de si merece la pena repatriar y gastar el dinero de todos en esto le diría que Manuel es Patrimonio de la Humanidad, Manuel y gente como Manuel. Estos hombres merecen que los cuidemos porque se están jugando la vida por lo que nadie se la jugaría”.
La zona donde Garayoa vive en Sierra Leona, en la misión Kamabai, todavía no ha sido afectada por el virus pero a tan solo 20 minutos de esta misión la enfermedad está presente sin piedad, y eso es lo que le ocurrió a Viejo.
En su blog personal recuerda cómo recibió la noticia de que su amigo había dado positivo al ébola. “El 17 de septiembre celebrábamos con las Hermanas Clarisas de Lunsar el día de la Independencia de México. Cuando volvimos se nos hizo tarde y decidimos volver a Kamabai sin parar en Mabesseneh a darle un abrazo a Manuel Viejo. Sabía que se iba a España pronto y quería despedirlo, pero decidí volver otro día”.
El día 18 por la noche fue cuando José Luis Garayoa recibió la desesperada noticia: “Me llamó el Administrador Apostólico, Javier Atienza, voluntario que presta servicio en el Hospital Emergency de Freetown. Me dijo que Manuel tenía fiebre alta hacía tres días y que parecía que no era malaria. Me pidió que consiguiera una ambulancia para ser trasladado al Hospital de Laka”.
Aún le quedaba una esperanza de que su amigo no hubiera contraído el virus pero “a las 8.15 horas nos confirmaban el peor diagnóstico: positivo del virus ébola. Solo hacía una semana que habían reabierto el hospital después de la cuarentena. Inmediatamente se puso a hacer lo que sabe: operar y curar a destajo. Y esa cercanía con la miseria, con la gente, con el pobre?, le contagió el virus”.
repatriación La vuelta a casa de Manuel Viejo supone un riesgo leve de contagio a la población española ya que se están tomando las medidas de seguridad necesarias, pero Garayoa intuye que “no faltará quien ponga el grito en el cielo cuestionándose si el Gobierno español ha hecho bien pagando con el dinero de los españoles la repatriación de Manuel”.
El misionero navarro comentaba en su blog que “nadie ha paseado por África la marca España con tanta pasión y sacrificio como el hermano hospitalario Manuel Viejo. Su generosidad y simpatía no tenían límites. Y siempre tenía tiempo para atender el enfermo que le llevabas desde las aldeas más remotas. Aunque su agenda no tuviese un resquicio, él siempre encontraba 5 minutos entre operación y operación. Si somos capaces de calificar ciertos lugares turísticos como Patrimonio de la Humanidad con el fin de que sean conservados especialmente, con más razón debiéramos preocuparnos de conservar personas del temple de Manuel. Gente como Manuel García Viejo debiéramos nombrarlos Patrimonio de la Humanidad, y luchar todos por la conservación de esas personas que dan la vida allí donde las agencias turísticas marcan en rojo y los gobiernos recomiendan no viajar”.
Hablando así de su amigo José Luis Garayoa puntualizaba en su blog que “ poquito a poco solo nos queda eso, la esperanza”.