La navarra Isabel Díaz y la actriz Neus Sanz se conocieron hace casi cuatro años en una habitación del hospital madrileño Niño Jesús. Isabel estaba allí con su hijo Álvaro, que luchaba con uñas y dientes contra el maldito cáncer, y Neus fue a cumplir con una costumbre que había comenzado cuando estaba rodando Los Hombres de Paco: ir al hospital para apoyar y acompañar a los pacientes de la planta de oncología infantil y a sus familiares. “Nos presentó Mariano, el encargado de coordinar la planta. Me acompañó hasta la puerta, me presentó a Isa y Javier y me dejó ahí con un ‘luego vuelvo’. Desde ese momento todo fue muy fácil, porque en cuanto nos vimos supimos que nos queríamos. Fue un flechazo en el que Alvarito tuvo mucho que ver”, recuerda Neus Sanz, que por aquel entonces se encontraba inmersa en la grabación de la serie Los Hombres de PacoEl Barco

Y así, entre paredes recubiertas de dolor y salpicadas por la esperanza, Isabel y Neus entablaron una amistad que, en muy poco tiempo, convirtió a la actriz de Águila Roja en un miembro más de la improvisada familia de la planta de oncología. “Yo comencé a acudir al hospital cuando estaba rodando Los Hombres de Paco, no rodábamos todos los días y el hospital estaba cerca del lugar en el que yo vivía por aquel entonces. Así que empecé a ir al Niño Jesús para acompañar a las familias en ese trance tan difícil y lo que hacía era jugar con los peques, acompañaba a los padres afuera a tomar el aire... Al principio fue muy difícil, porque a las familias les sorprendía mucho verme allí y todas se preguntaban qué hacía ahí un personaje público. Pero al conocer a Isa todo fue más fácil, ella fue la que me presentó a un grupo de mamis y papis que también tenían a sus hijos e hijas ingresados en el hospital y la que me acompañó de habitación en habitación para presentarme al resto de familias”, explica Sanz.

Fue precisamente en otra visita a ese mismo hospital, cuando, sin saberlo, Isabel inició la construcción de los cimientos de la Asociación Por ellos. “Este proyecto surgió a raíz del fallecimiento de nuestros hijos. Ante una situación así, nosotras, Mayra Beitia, madre de Guzmán, Sandra Elizalde, mamá de Irune, y yo misma, sentimos la necesidad de seguir adelante con ese legado de lucha y superación que dejaron atrás nuestros hijos. No podíamos dejarlo pasar después de lo que habíamos vivido y mirar a otro lado. Así que decidimos hacer esta asociación como un homenaje a su lucha, por ellos y por los que vendrán”, explica Isabel Díaz, que el pasado mes de mayo alumbró el legado de Álvaro, Irune y Guzmán junto a Sandra y Mayra.

Su primer paso como Asociación fue nombrar como madrina a Neus Sanz, que recibió la noticia como “un gran regalo, porque para mí era una forma de seguir estando cerca de ellos”. Y tras ese primer paso conjunto vinieron muchos más. “Desde nuestro nacimiento como asociación hemos hecho muchas donaciones. Donamos 500 euros a Adano, otros 500 a La Sonrisa de Álex, un proyecto para la investigación y tratamiento del sarcoma de Ewing, que es uno de los tipos de cáncer infantil más agresivos. 500 euros más a la Asociación Conciencia contra el Cáncer para un proyecto de equinoterapia y otros 500 a la Fundación Aladina, que desde 2005 proporciona apoyo integral a niños y adolescentes que padecen cáncer y a sus familiares”, enumera Díaz. Además de una importante labor de concienciación sobre el valor de donar médula, también han llevado a cabo una acción que ha tenido una repercusión directa en los txikis de la planta de oncología del hospital navarro Virgen del Camino. “Por el momento, nuestra última actuación ha sido cubrir las bolsas de la quimioterapia del hospital Virgen del Camino con una envoltura de colores. Una forma de que ellos olviden un poco lo que tienen ahí y por qué están enchufados a esas máquinas. Las bolsas tienen dibujos y son de color verde, para que así ellos no vean el líquido de la quimio y no lo asocien a algo malo y doloroso. El objetivo es que le den un poco la vuelta y que lo entiendan como algo que les va a curar y, a la larga, conseguir que se sientan mejor”, señala Díaz, que en nombre de Por ellos quiso agradecer al equipo del Hospital Virgen del Camino, “desde enfermería hasta farmacia y oncología” por su apoyo en este proyecto de cubrir las bolsas de la quimioterapia.

El próximo paso en este camino de apoyo y lucha contra el cáncer infantil lo darán esta tarde a las 18 horas en la Casa de Cultura de Caparroso, de donde es natural el padre de Álvaro. Javier Alcázar, Toni Muñoz, Porto y la propia Neus Sanz serán los encargados de ayudarles a dar este paso con el espectáculo Todos tenemos magia, cuya entrada tendrá un coste de 5€. Los beneficios se destinarán a “emprender nuevos proyectos en esta lucha”. Como, por ejemplo, el proyecto de la Fundación Aladina para modificar la UCI infantil del Hospital Niño Jesús, de Madrid, y dotarla con tecnología de última generación y más comodidades para las familias. Y es que esta unidad acoge cada año a más de 800 menores de toda España, entre los que se encuentran los casos más graves. Entre los objetivos de la Fundación Aladina para esta nueva reforma destaca construir ventanas al exterior para que entre luz natural en la UCI infantil. Algo muy importante para los peques que están ingresados, ya que, al no tener luz solar, pierden la noción del tiempo y los días se hacen aún más largos. “Además, con estos fondos también queremos ayudar a niños y niñas que necesiten un tratamiento alternativo”, destaca Isabel.

donación de médula ósea

Cada donante cuenta

“Un poco de tu tiempo puede salvar vidas”

Para continuar con el legado de Álvaro, Irune y Guzmán, la donación de médula ósea es una opción accesible a todos. “Uno de nuestros principales objetivos como Asociación es concienciar a la gente sobre la donación de médula ósea, un proceso que para el donante supone perder algo de tiempo y que puede salvar vidas”, apunta Díaz, que es donante y ya ha ejercido como tal en dos ocasiones. “Yo también soy donante y creo que una de las cosas más importantes es explicar cómo funciona el proceso de donación. Hay mucha gente que siente rechazo hacia este procedimiento por falta de información y tienen miedo de ir a donar y quedarse paralíticos, porque aún hay quien piensa que para obtener las células necesarias hay que operar y punzar la columna”, explica Neus, convencida de que “si la gente supiese cómo es, habría muchos más donantes”. Para donar médula basta con un pinchazo. “Una vez que se ha comprobado que receptor y donante son compatibles, la donación se puede hacer mediante una punción en los huesos de la cadera o mediante una donación de sangre periférica. Yo lo he hecho dos veces y las dos han sido de forma periférica a partir del antebrazo. De un brazo te sacan sangre con las células que necesitan y van almacenando en una bolsita y luego por el otro la devuelven al cuerpo. No duele nada, solo te cuesta un poco de tiempo y puedes salvar vidas”, asegura Isabel, haciendo referencia a un proceso cuyo procedimiento elige el donante y que en el 70% de los casos es por donación periférica.

En definitiva, un compromiso que abre las puertas a la esperanza y a una nueva vida.