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El AVE sin velocidad, ni víveres ni noticias

UNOS 100 NAVARROS QUE ENLAZABAN AYER CON EL AVE A MÁLAGA QUEDAN VARADOS POR PROBLEMAs ELÉCTRICOs y la huelga de la cafetería

El AVE sin velocidad, ni víveres ni noticiasD.N.

La Alta Velocidad llevó ayer el freno puesto camino de Andalucía. Un fallo eléctrico en la catenaria entre Adamuz y Alcolea (Córdoba) ocasionó múltiples retrasos en los AVE que conectaban Madrid con Sevilla y Málaga a lo largo de todo el día. Ello coincidió además con una huelga del personal de Ferrovial, que gestiona el servicio de cafetería. Y a tales hechos asistieron impotentes varias decenas de navarros -más de un centenar- que ayer por la mañana tomaron sin problema el Alvia de Pamplona a la capital del Estado y, a partir de ahí, comenzó su calvario. Fue a las 10.35 cuando el AVE con tres vagones repletos de navarros partía de Madrid hacia Málaga, donde tenía previsto llegar a las 12.50 horas. Su desembarco se produjo finalmente más allá de las 14.30 horas, retraso que posibilita que se pueda reclamar el importe íntegro del billete (así lo fija Renfe si la demora en los AVE supera la media hora).

Más allá de que algunos pasajeros perdieron reuniones de negocios o enlaces con otros trenes, el malestar de los viajeros, sobre todo de los navarros que charlaron con este periódico, ponía el foco en la manifiesta soledad en la que quedaron a bordo del vehículo, que sufrió hasta tres parones, el más importante de casi una hora en mitad de un campo de olivos en Puertollano. Ni personal para atender ninguna consulta, ni explicación alguna salvo dos mensajes por magafonía en dos horas hablando de un fallo eléctrico sin previsión alguna y, debido a la huelga, sin atención en la cafetería ante un pasaje alterado, falto de respuestas y con necesidad de echarse algo a la boca debido al efecto claustrofóbico de la estancia. Con semejantes ingredientes, el cóctel fue explosivo, la ley de la selva.

La escritora navarra Fátima Frutos, que se dirigía en el tren hacia su destino vacacional en Fuengirola, relataba ayer que la cafetería había sido literalmente “asaltada” porque “el pánico” y “la desinformación” cundió entre los viajeros, “muchos de ellos familias con niños que querían agua o algo para comer y no había nadie para poder comprarlo. Se abalanzaron sobre la cafetería como si no hubiera mañana y, ante la falta de personal, no han dejado ni una telaraña. Todos entendemos que estas cosas pueden ocurrir y más en fechas como estas de gran demanda, pero lo que no puede ser es que no se nos informe de nada, no haya unos servicios mínimos y la improvisación reine”.

La sangüesina Cristina Amor, de 21 años y estudiante de Magisterio, acudía en el mismo AVE hasta Málaga para luego desplazarse a Estepona en compañía de los padres de una amiga. En un hotel de Estepona hizo prácticas el pasado año como animadora y, en estas fechas, por la buena relación con los compañeros que compartió trabajo, habían decidido reunirse de nuevo allí. “Se me ha caído el alma a los pies cuando hemos parado porque nadie sabía decirnos nada y tenía a gente esperando en la estación para acercarme luego a Estepona y no sabía qué decirles”, narraba sobre una situación en la que, al viajar sola, recordaba entre “inquieta y angustiosa”. A Cristina no le calmaban tampoco las continuas idas y venidas de los viajeros por el pasillo, con las puertas del tren cerradas, lo que le generaba mayor incertidumbre aún. Ella regresa el domingo, pero su reclamación ya está en marcha por un viaje de lo más desastroso.