Iñigo Aritza, paso a paso por el euskera
La ikastola de Altsasu, Urdiain, Olazti y Ziordia pronto cumplirá medio siglo impulsando la educación en esta lengua, un camino en el que la organización del Nafarroa Oinez es fundamental para seguir adelante
El año que viene se cumplirá medio siglo desde que echó a andar Iñigo Aritza ikastola en Olazti, en 1969, cuando un grupo de padres y madres puso en marcha la primera gela de Sakana, en un local cedido por el Ayuntamiento. Un año después hicieron lo propio otro grupo de padres y madres en Etxarri Aranatz y al siguiente en Altsasu, en una bajera de la calle San Juan con 39 niños y niñas. El siguiente cursó arrancó la ikastola de Urdiain con 20 txikis. Lo cierto es que este movimiento se extendió por toda Sakana, con 13 ikastolas repartidas por la comarca. Así, en 1976, los padres y madres fundaron la cooperativa Aralarko Mikel Donea, que en la actualidad agrupa a Iñigo Aritza y Andra Mari de Etxarri Aranatz.
Una persona clave en este impulso a las ikastolas fue José Mª Satrustegi, miembro de Príncipe de Viana, institución que arropó a los niños de entre 3 y 6 años, con ayuda económica y cobertura legal. Pero esta situación cambiaba al comenzar la EGB, un vacío que fue posible llenar de contenido gracias al trabajo realizado por los y las trabajadoras de la ikastola, padres y madres y el propio alumnado, continuos viajes a Pamplona, primero a la Diputación y después al Gobierno de Navarra. La legalización de la ikastola llegó en 1981 en el caso de la EGB. Para Infantil hubo que esperar aún más, a 1990.
El alumnado crecía curso a curso, y también la necesidad de espacio. Por ello, se comenzó a gestar el proyecto de un edificio moderno y luminoso en Basomutur, en parte de robledal cedido por el Ayuntamiento de Altsasu. El nuevo centro fue una realidad en 1979.
PRIMER OINEZ En los comienzos, existían pocas subvenciones y muchas necesidades económicas para hacer frente al edificio. Por entonces, un padre, Pedro Berenguer, volvió entusiasmado de una fiesta a la que había asistido en Tolosa, el Kilometroak. La idea gustó y las juntas de padres y madres de las ikastolas de Sakana, que entonces contaban con 568 alumnos y alumnas desperdigados por toda la comarca, organizaron el primer Nafarroa Oinez.
Fue en la campa de San Pedro, en término de Altsasu y Urdiain, con la asistencia de unos 30.000 euskaltzales. Se recaudaron unos 3 millones y medio de pesetas, en torno a 21.000 euros. Pero lo más importante fue el impulso que supuso para el euskera y para las ikastolas de Navarra esta fiesta, el inicio de un hermoso camino que se ha recorrido después.
Así, mañana será la 38ª edición del Nafarroa Oinez, el cuarto o tercero, según se mire, organizado por esta ikastola que agrupa el alumnado de, Urdiain, Altsasu, Olazti y Ziordia. Y es que el segundo, en 1993, fue el primero organizado en solitario por Iñigo Aritza después de que se separara de Andra Mari en 1985. A pesar del frío y xirimiri intermitente, acudieron 75.000 personas, un éxito de organización con 2.400 voluntarios que consiguieron poner en marcha un plan B con todas las actividades previstas.
Se recaudaron 50 millones de pesetas, unos 300.000 euros, que fueron destinadas a un frontón cubierto y a reformar en el centro de Basomutur para adecuarse a la reforma educativa que supuso la enseñanza obligatoria hasta los 16 años. El logotipo de aquella edición, diseñado por Mikel Urmeneta, se convirtió desde entonces en el símbolo gráfico del centro.
En este recorrido cronológico por el casi medio siglo de historia de Iñigo Aritza ikastola es preciso retroceder unos años, a 1989, cuando se organizó a favor de la ikastola el programa Irrintzi, en el que entre otros artistas, estuvieron Joe Cocker, La Cubana, Imanol y Zortziko. Eran años en los que la situación económica de la ikastola era especialmente delicada, tras la separación de la ikastola de Andra Mari y la implantación del modelo D en la escuela pública de Altsasu en el curso 1986-1987. Se registraron 43 bajas. Así, en 1988 recibieron la orden de embargo de los bienes por parte del Juzgado de primera instancia de Pamplona. Afortunadamente, la gran familia que conforma Iñigo Aritza ikastola cogió un respiro en 1989 cuando se firmó el primer concierto con el Gobierno de Navarra.
EDUCACIÓN INFANTIL Si bien las necesidades del alumnado de Primaria y Secundaria de los cuatros pueblos estaban cubiertas en el centro de Basomutur, los niños y niñas de Infantil seguían dispersos en Olazti, Urdiain y Altsasu en locales cedidos por los ayuntamientos. En el caso de Altsasu, en 1998 se trasladó de las escuelas Domingo Lumbier al edificio Navarro Villoslada. Pero la situación seguía sin resolverse y el objetivo para el Nafarroa Oinez de 2005, la 25ª edición de la fiesta de las ikastolas de Navarra, fue la construcción de la ikastola infantil Txioka. El traslado al nuevo edificio construido en una parcela de Otai cedido por el Ayuntamiento de Altsasu fue en 2008. Un año más tarde consiguió ser el primer centro de Euskal Herria en recibir el premio KEI Kalitate Egitasmo Integrala/Proyecto de Calidad Integral. Con mucha tristeza, en 2011 se cerró la ikastola de Olazti. Unos años antes la de Urdiain, en 1993.
El reto de este Nafarroa Oinez es actualizar el centro de Basomutur para introducir mejoras e innovaciones en el proyecto educativo de Iñigo Aritza. Otro es continuar afianzando y mejorando su modelo educativo, con presencia no sólo en el centro, también en la calle.
AUZOLAN La historia de Iñigo Aritza ikastola es también la de un gran auzolan, desde que surgió de una iniciativa social por el euskera hasta la actualidad, un trabajo común por el euskera que se hace especialmente grande cuando toca organizar el Nafarroa Oinez. Y es que esta ikastola no seguiría viva sin la gran labor que realiza toda la comunidad educativa, desde los padres y madres, profesorado, trabajadores del centro y los propios alumnos, a los que también les toca de vez en cuando arrimar el hombro.
Son ya varias generaciones las que han crecido con esta cooperativa de enseñanza de padres y madres, un centro euskaldun, plural, no discriminatorio y aconfesional integrado en el entorno histórico, social, político, económico y cultural de Euskal Herria, tal y como se dice en sus estatutos. Un centro en constante evolución que se adapta a los rápidos cambios sociales y a las nuevas necesidades educativas, integrando la diversidad del alumnado en su proyecto educativo.
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