HACE 35 años que nació Osakidetza. En este tiempo el sistema vasco de salud ha ido evolucionando hasta convertirse en un referente estatal. Dos profesionales que han recorrido este camino desde dentro repasan para DEIA cómo han visto evolucionar a Osakidetza.
Daniel Zulaika ha desempeñado su labor durante décadas como coordinador del plan para la lucha contra el sida. “Cuando se creó Osakidetza fue una decisión de un calado muy importante”, asegura. En 1983 había cuatro tipos de asistencia sanitaria en Euskadi: el Insalud, las diputaciones a través de los hospitales de crónicos y hospitales provinciales, el Instituto social de la Marina y la asistencia sanitaria en los centros penitenciarios. Aunar todos esos sistemas “generó una cierta inquietud”. “Nos preguntábamos cómo iba a ser entrar dentro de otra estructura”, explica Zulaika, “poco a poco, vimos que aquello era algo que funcionaba”. Para el coordinador del plan contra el sida, la apuesta fue un éxito: “Se produce un cambio, una mejor asistencia a la ciudadanía y una atención más equitativa. No solo se iba a tratar exactamente igual a un ciudadano de Barakaldo que a una de Ataun, sino que, dentro del propio sistema sanitario, todas las parcelas sanitarias son tratadas con una homogeneidad”. “Creo que es por todo esto por lo que a Osakidetza se le ha señalado como el mejor servicio de salud estatal. Para los ciudadanos vascos es la joya de la corona de Euskadi”, sentencia. Tras tantos años de esfuerzo, Zulaika se considera “un entusiasta de Osakidetza”.
En su opinión, el gran legado de estas tres décadas y media es que Osakidetza ha puesto a disposición de la ciudadanía todos los avances que se han ido produciendo en la medicina. “En estos 35 años hemos asistido a hechos absolutamente increíbles”, repasa, “por ejemplo, las técnicas de diagnóstico por imagen, como los TAC, las resonancias o las ecografías. Poder explorar a un paciente sin necesidad de abrirle quirúrgicamente y sin dolor es uno de los grandes avances”. Las técnicas quirúrgicas, “que han dado un cambio radical”, o la evolución en su área, el sida y la hepatitis C, son otros hitos que destaca: “Hemos visto a los afectados por el sida convertirse en enfermos crónicos y a los de hepatitis C curarse”.
Los avances no están solo en las consultas médicas y quirófanos. Para Daniel Zulaika, Osakidetza ha traído otras revoluciones: “Como la historia clínica digital, que puedas consultar en la página web de Osakidetza tu historia y saber los resultados de los análisis o de las consultas era algo increíble a comienzo de este recorrido. Supone un enorme cambio de mentalidad. Ya el propietario de la historia no es el hospital o el médico, es el propio paciente. Esto, culturalmente, ha sido algo tremendo”.
Zulaika asegura que actualmente “estamos viviendo en Osakidetza un momento excepcionalmente bueno”. El motivo es que están entrando miles de nuevos profesionales sanitarios, fundamentalmente por la jubilación de otra generación: “Son personas que tienen ilusión, que tienen más conocimiento que lo que teníamos nosotros, tienen más fuerza? Todo esto me recuerda mucho a cuando nosotros entramos hace 40 años en el Insalud. Este recambio generacional va a ser espectacularmente bueno para Osakidetza en los próximos años”.
35 años después, el servicio vasco de salud afronta nuevos retos. Para Zulaika, el más complicado es el del envejecimiento de la población: “Cada vez vivimos más, con enfermedades crónicas y con un sistema sanitario que se está adaptando a esta nueva realidad. No olvidemos que cuando nosotros iniciamos la asistencia era un sistema sanitario preparado para dar respuestas a enfermedades agudas y a problemas quirúrgicos. Ahora se ha ido convirtiendo en un sistema que da solución a este enfermo pluripatológico”.
pioneros Osakidetza ha evolucionado en todas sus áreas de acción, pero un ejemplo significativo de ello es el progreso realizado en el área de trasplantes, donde ha ejercido de pionera. Joseba Aranzabal es el coordinador de Trasplantes desde 1986, cuando la tasa de donación apenas alcanzaba los quince donantes por millón de personas. Recuerda que lo primero que hicieron fue “organizar el equipo de coordinación de trasplantes y tratar de mejorar lo posible la estructura y el funcionamiento de los equipos médico-quirúrgicos que participan en el proceso de donación y trasplante”. Mientras, desarrollaron un trabajo de concienciación social. “Siete de cada diez familiares de fallecidos aceptaban donar los órganos y emitiendo mensajes positivos ahora son nueve de cada diez los que dicen sí a la donación”, explica.
Se hizo que los equipos de trasplante trabajasen 24 horas al día durante todo el año, “algo que es indispensable”. “Fuimos pioneros, porque en aquella época no había coordinación de trasplantes”, relata Joseba Aranzabal, “en algún lugar recóndito de Europa había alguno, pero en el Estado solo había un esbozo en Catalunya y en Cantabria”.
En los años 90, el equipo de coordinación consolidó su estructura, pasando a tener “coordinadores regionales en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba y equipos de coordinación de transplante en cada hospital”. Además, el equipo de coordinación de trasplante crea una estructura conjunta con el Centro Vasco de Transfusiones y se da inicio al programa de trasplante hepático: “En este momento se están haciendo entre 55 y 65 trasplantes hepáticos al año con unos resultados excelentes, en parte porque hay un equipo médico-quirúrgico en trasplante hepático que es puntero a nivel europeo y mundial”.
En cuanto al trasplante renal, Aranzabal detalla que “en estos momentos estamos haciendo entre 120 y 125 trasplantes renales al año, cuando en el año 1987 se hicieron 27, por lo que la probabilidad de los pacientes que ahora están en diálisis es mayor y eso es algo muy positivo”.
Los avances de la ciencia y las apuestas de Osakidetza han posibilitado que los trasplantes de órganos y tejidos se disparen en Euskadi, pero Joseba Aranzabal destaca que “al margen de la profesionalidad, el éxito de esta área se basa casi en la amistad de los que trabajamos en este mundo de la coordinación del trasplante”. “Es un mundo que abarca áreas sanitarias, pero también áreas sociales importantes. Eso nos hace sentirnos unidos y ese es un gran valor añadido”, confiesa.
Mirando atrás, Aranzabal confirma que Osakidetza ha cambiado en este tiempo: “Hace 35 años era una fotografía en blanco y negro. La fotografía de nuestra área hoy en día es en color. Ha mejorado la infraestructura y han mejorado los profesionales. Eso sí, a nivel de concienciación social todavía hay un pequeño margen de mejora. Lo ideal sería que de cada diez dijesen que sí diez a la donación”.