Pamplona - Un estudio sobre la calidad del aire de Ecologistas en Acción concluye que dos tercios de la Comunidad Foral soportaron en 2018 contaminación atmosférica, con los consiguientes perjuicios para la salud, los bosques y los cultivos aunque se perciben mejoras respecto a 2017.

El año pasado los 650.000 habitantes de Navarra respiraron en algún momento aire contaminado, dice el informe, que sostiene que las abundantes lluvias, el cambio climático y el repunte en la quema de combustibles fósiles mantienen el problema. El estudio analiza los datos de 12 estaciones de medición oficiales instaladas en Navarra y afirma que en 2018 se ha producido una reducción general de los niveles de contaminación de partículas en suspensión, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, recuperando la tendencia descendente iniciada con la crisis en 2008.

ozono y ribera Sin embargo se comprueba que la contaminación generada en Pamplona, autopistas y autovías, centrales térmicas de ciclo combinado en Castejón y determinadas instalaciones industriales se extiende por el territorio afectando a zonas más alejadas y rurales en la forma de ozono troposférico. Ecologista en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la OMS y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea y, de acuerdo a esos niveles, asegura que “el aire contaminado afectó en 2018 a la totalidad de la población y a dos tercios del territorio de Navarra”. Agrega en todo caso que si la referencia fueran los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, “no habría población ni superficie expuesta a niveles de contaminación que exceden de los legalmente permitidos”, aunque el objetivo legal para la protección de la vegetación sí se superó en la estación de Tudela en relación al contaminante ozono. El estudio apunta que las elevadas precipitaciones y la inestabilidad atmosférica han reducido los episodios de contaminación, pero también ha favorecido la dispersión y deposición de los contaminantes típicamente invernales, y el prolongado calor estival mantuvo elevados los niveles de ozono que afectaron principalmente a la Zona Media y la Ribera. - Efe