Si algo bueno alberga la llegada del otoño y el frío es, además de una regeneración necesaria para los árboles, la desaparición de los insectos que, durante el verano y atraídos por el calor, hacen todavía más agobiante la convivencia dentro de las hogares navarros. Sin embargo, y a pesar de que las temperaturas han sufrido un notable aunque paulatino descenso, la chinche americana del pino (Leptoglossus occidentalis) ha irrumpido en decenas de hogares navarros.

Su aparición se ha dado especialmente en las zonas cercanas a pinares, como en los barrios de Chantrea o Rochapea y localidades como Sarriguren o Ansoáin. En esta última, por su cercanía con las faldas del monte Ezkaba, eran muchos los ejemplares que se podían observar ayer, especialmente en sus instalaciones deportivas que lindan con el paseo de la Ronda Norte.

El motivo por el que ha aumentado su visibilidad, casi nula durante el año pero que se incrementa durante los meses de octubre a diciembre, se debe principalmente a la próxima llegada del invierno. En busca de lugares calientes para pasar la estación más fría del año, estas chinches, que normalmente se introducen dentro de los pinos, donde se alimentan de la savia de brotes, piñones y piñas en formación -de ahí su nombre-, cambian en las zonas urbanas los árboles por casas y locales, localizaciones que han encontrado más acogedoras.

parecidos razonables

No son chinches ni vinchucas

Inofensivas

Uno de los principales motivos de alerta que han ofrecido las chinches americanas del pino han sido tanto su forma como su nombre, convirtiéndose en un susto disfrazado de insecto.

En lo referente a la primera comparación, su tamaño y morfología son muy similares a la vinchuca (Triatoma infestans), vector responsable de la transmisión de la enfermedad de Chagas, natural de Sudamérica. Sin embargo, éste es de mayor tamaño, además de tener las patas redondas. En el caso de la chinche americana, sus aplanadas tibias traseras ofrecen las pistas necesarias para establecer la diferencia y suponer un respiro de alivio.

En comparativa con su homólogo común, la llamada chinche de la cama (Cimex lectularius), el insecto que se puede ver estos días es mucho mayor, además de volar y ser completamente inofensivo. Al contrario que esas plagas que viven en colchones y sofás y pueden infestar una casa entera, las chinches americanas no se alimentan de la sangre de los humanos y animales, por lo que no realizan esas picaduras tan molestas.

especie invasora

Sin problemas

No hay plaga en Navarra

A pesar de los numerosos ejemplares que se han observado, desde el Gobierno de Navarra se llama a la tranquilidad ya que ésta no es considerada “una plaga”. De hecho, la primera vez que se observó un ejemplar de chinche americana del pino en la Comunidad Foral fue en el año 2012, solo que ha sido ahora cuando se le ha comenzado a ver en zonas urbanas.

En cuanto a su afectación en pinares, solo causa problemas en el pino piñonero, del cual se recogen los piñones, por lo que en Navarra no hay problemas ya que no existen árboles de este tipo.

Sin embargo, en el resto del Estado, sí que ha causado estragos en la recolección de este fruto. A pesar de que en un principio se achacaba la brutal reducción de piñones a la sequía, cada vez son más las voces que señalan a la chinche como causante de la escasez, que ha hecho que se pase de 4 kilos de piñon por cada 100 kilos de piña a tan solo 2 en Valladolid, una de las provincias con más producción.

Sin soluciones, ni métodos autorizados ni herramientas efectivas para su seguimiento, tan solo con la posibilidad de encontrarle un enemigo natural pero cuya suelta no está autorizada, no se vislumbran soluciones inmediatas para terminar con la población de esta chinche, que amenaza otro año más la recogida de piñas de noviembre. No será hasta final de año cuando podamos decir un adiós definitivo a la convivencia con este insecto, por lo que tan solo queda armarse de paciencia y cerrar las ventanas.

Nombre científico. ‘Leptoglossus occidentalis’.

Forma y tamaño. Alargadas, su cuerpo mide hasta dos centímetros pero su figura parece de mayor tamaño por sus antenas. Las hembras son más grandes que los machos. Su color es entre marrón y cobrizo, y se distingue porque sus tibias traseras son aplanadas. Vuelan.

Picadura. No pica ni supone ninguna amenaza para el ser humano.

Nombre científico. ‘Triatoma infestans’.

Forma y tamaño. Pueden llegar a los 3 centímetros. De color pardo, con un reborde de bandas transversales que se alternan en colores pardos y claros. La cabeza es de forma afilada con dos ligeras protuberancias que son los ojos. Vuelan.

Picadura. Se alimenta de la sangre de animales y humanos, siendo un vector responsable de la transmisión de la enfermedad de Chagas.

Nombre científico. ‘Cimex lectularius’.

Forma y tamaño. Su tamaño es muy inferior, de 4 a 5 mm de longitud. Se pueden ver si se observa de forma atenta porque no se mueven rápido. Son de color entre rojo y marrón, aplastados, de forma oval, y sin alas.

Picadura. Se alimenta de la sangre de humanos a través de molestas picaduras. Su actividad se desarrolla de noche en colchones y sofás.