- Michelle Mcnally, de 55 años, es una de las pocas peregrinas que realiza el Camino de Santiago en estado de alarma. La semana pasada cruzó Saint Jean Pied de Port y el domingo recaló en Pamplona. Vino de Gales con la intención de hacer el camino sola y se encontró con un país patas arriba por la crisis del coronavirus. Mcnally lleva su octavo camino, el “camino mágico”, como ella misma lo describe y al toparse con los albergues cerrados se mostraba decidida a buscar alguna casa “amiga” donde poder dormir. “En este país nunca he tenido problemas”, remarca. Su intención es continuar con la ruta jacobea por lo que confía en estar protegida y llegar a Santiago. Afronta este momento con tranquilidad, no le gusta el “pánico de las masas”, aunque entiende que su familia esté inquieta. Le encanta el país pero apenas ha visto a diez peregrinos a lo largo del camino. El número de peregrinos fue cayendo en los albergues a lo largo de la semana pasada y el sábado, al conocer el estado de alarma, finalmente cerraron sus puertas hasta el 30 de marzo.