- Michelle (nombre ficticio), de 49 años, llegó a Pamplona hace 16 años desde Colombia tras separarse de su marido y dejando una hija atrás a la que esperaba poder dar una mejor vida gracias al dinero que va pasándole mes a mes. La hija de Michelle, que ahora tiene 28 años, tampoco ha tenido una vida fácil y es que a su temprana edad quedó viuda y a cargo de dos hijos cuando hace unos años un hombre que trataba de robarles el coche mató a su marido. Con tal carga a sus espaldas, la joven también tiene que cuidar de sus hijos, uno de ellos, el pequeño, con problemas de salud por los que requiere una intervención quirúrgica con urgencia. Esta es la motivación de Michelle que, con dos empleos -de personal de limpieza en una residencia de estudiantes por las mañanas y como cuidadora de una pareja de ancianos con Alzheimer por las tardes-, trabaja para sacar adelante a su familia a más de 8.000 kilómetros de distancia.

El pasado 31 de marzo la familia del matrimonio que cuida desde hace más de un año le pidieron que, por seguridad de todos, no fuera a trabajar en las próximas dos semanas, mientras siga en pie el estado de alarma y la medida del confinamiento. A diferencia de muchas de sus compañeras, Michelle no se ha visto forzada a coger vacaciones, sino que recuperará de forma progresiva las horas no desempeñadas durante estas semanas a causa del coronavirus, acorde al permiso retribuido recuperable que ha establecido el Gobierno para que los trabajadores que se queden en casa sigan recibiendo su salario y recuperen de forma progresiva las horas no desempeñadas antes de que finalice el año en curso.

Sin embargo, no ha sido así en su segundo empleo, en el que se ha visto obligada a coger vacaciones al negarse a seguir trabajando tras conocer que la residencia de estudiantes en la que trabaja como personal de limpieza se va a convertir en un “hospital provisional en el que van a meter a 20 personas con coronavirus. Yo no puedo permitirme enfermar porque tengo que seguir mandándole dinero a mi hija. Pedí a mi jefa que me asignara para hacer la limpieza de otro sitio, pero está todo cogido, no me dieron más opción”, explica. Lo que más apena a Michelle es el hecho de no poder ir a visitar a su hija y a sus nietos a Colombia -viaje que trata de hacer una vez al año- ya que habría gastado todos sus días de vacaciones al finalizar el estado de alarma “sin poder hacer nada para cambiarlo”, más que resignarse.

“No puedo permitirme enfermar porque tengo que seguir mandándole dinero a mi hija”

Cuidadora y personal de limpieza