- “Uno de los grandes aprendizajes que nos ha dejado el confinamiento es la importancia básica y esencial que tiene la actividad física. Lo primero que permitieron hacer fue salir a hacer ejercicio porque los expertos se dieron cuenta de que estar encerrado, aparte de acarrear problemas sociales y emocionales, estaba repercutiendo en la salud”.

Así lo asegura Sonia Herce, presidenta del Colegio Oficial de Educadores/as Físico Deportivos/as de Navarra (Colefna), que defiende el esfuerzo del profesorado de Educación Física a la hora de repensar y adaptar la asignatura para garantizar que el alumnado pueda recibir una actividad física dirigida, pautada y segura. “Estamos modificando las sesiones para que los escolares se muevan porque lo necesitan no sólo físicamente sino también mentalmente”, afirma Herce. Su percepción, que comparten otros compañeros, es que el alumnado ha regresado a la escuela en baja forma y con más peso tras seis meses de parón.

La irrupción de la pandemia y el confinamiento obligó al profesorado de Educación Física, al igual que el resto de docentes, a reinventarse de un día para otro para adaptarse a la enseñanza a distancia. Una vuelta de tuerca que, en el caso de este colectivo, fue más potente dada la especificidad de su asignatura. “Desde el colegio nos planteamos la necesidad de generar un banco de recursos que fuimos creando gracias a las aportaciones de distintos profesores. Conseguimos iniciativas fantásticas pero la preocupación radicó en que no podíamos ver cómo se hacía la actividad y era difícil realizar correcciones”, recuerda Herce para añadir que “en septiembre nos encontramos que teníamos alumnos que llevaban seis meses sin tener una buena actividad física, bien corregida y pautada”.

La apuesta del departamento de Educación por la educación presencial en todas las etapas fue muy bien recibido por el profesorado de esta asignatura. “En otras CCAA a partir de 3º de ESO se permite la enseñanza semipresencial, pero en Navarra al abogar por la presencialidad nos permite actuar con esa población. Y es que con el confinamiento también desaparecieron todas las actividades extraescolares que realizan muchos alumnos y muchas no han comenzado aún. Esto significa que la única actividad física, dirigida, pautada y segura que hacen muchos niños y jóvenes son las dos horas de Educación Física. Si antes éramos esenciales ahora lo somos más”, remarca la presidenta de Colefna, que insiste en la importancia de esta asignatura para la salud física y mental del alumnado. “El único sitio por el que pasan todas las familias, sean del nivel socioeconómico que sean, son las horas de Educación Física, ya que las extraescolares depende de la disponibilidad económica y horaria de las familias”.

En este sentido, esta profesora, que imparte esta asignatura en ESO y Bachillerato en el colegio Sagrado Corazón de Pamplona, reconoce que el parón de estos seis meses se nota mucho en la forma física del alumnado. También se observa un aumento de peso y una reducción de la salud. Una opinión que comparten otras colegas como Sara Martínez, del IES Eunate y Cristina Pérez, de Jesuitinas. “Se nota muchísimo la falta de actividad física y ya digo que la obesidad infantil va a ser la segunda pandemia. Aunque hemos planteado retos y actividades no todo el mundo ha podido o querido hacerlos. Hemos dedicado mucho tiempo a hacer bizcochos, y ha habido poco movimiento. En verano hay niños y niñas que se habrán movido pero estamos viendo miedo en muchas familias y algunas apenas han salido”, asegura Pérez. Por su parte, Sara Martínez coincide en que “se nota la falta de actividad, tanto por la falta de nuestra clase como por las extraescolares, y nos preocupa la subida de los juegos onlines. Entiendo las instrucciones de Salud pero hay que ver las consecuencias que puede tener la falta de actividad física en la salud”.

Por otra parte, estas docentes garantizan que se va a impartir la asignatura de forma segura. “Tenemos capacidad para adaptar los contenidos y dar la materia de forma segura”, asegura Martínez. El plan del departamento prioriza salir al aire libre y aconseja usar poco los vestuarios. “Estas pautas dificultan nuestro trabajo ya que las dotaciones de los centros varían y en algunos casos es difícil que no coincidan a la vez en el patio o gimnasio. El profesorado está implicado pero algunos tienen dificultades para llevar adelante sus planes”, dice Herce, que añade que el uso de la mascarilla es obligatorio salvo en ejercicios de alta intensidad que se deben hacer al aire libre y con distancia. “La idea es reducir la intensidad de las clases porque hay que priorizar el no contagio”, asegura esta profesora, que recomienda “dejar los deportes de contacto y colectivos para el final de curso y comenzar con otros contenidos que permiten mantener las medidas de seguridad. Los bloques de contenidos que marca el Gobierno son bastante abiertos lo que permite mantenerlos con una adaptación”.

Más tiempo de Educación Física. Incrementar las sesiones de Educación Física de dos a tres es una reivindicación histórica que, según Sonia Herce, “estábamos cerca de conseguir pero la pandemia lo ha paralizado”. “Todos los estudios defienden este aumento tanto para combatir la obesidad como para aprender a gestionar la actividad física en su tiempo de ocio”, asegura la presidenta de Colegio Oficial de Educadores/as Físico Deportivos/as de Navarra (Colefna). En Navarra, esta asignatura se imparte de forma obligatoria en todas las etapas salvo en 2º de Bachillerato, donde algunos centros la ofrecen como optativa. “En las universidades ya se está incorporando asignaturas sobre actividad física en los grados sanitarios. Nosotros pedimos que todos los centros la ofrezcan al menos como optativa y al menos en el itinerario de Salud en 2º de Bachillerato. Aquellos que lo ofrecen tiene la matrícula copada”, explica esta profesora del colegio Sagrado Corazón, de Pamplona.