- Una de las satisfacciones más grandes que se ha llevado Hedy Herrero al elaborar este trabajo de documentación ha sido, cuenta, los agradecimientos de familiares de muchos represaliados en San Cristóbal. Otro, afirma, fue el conocer un poco más sobre su abuela, gracias a indagar en los archivos sobre su abuelo preso.

¿Cómo fue este proceso de doce años para recabar los datos que recoge en el libro?

-El proceso ha consistido en buscar en los archivos de instituciones penitenciarias, expedientes, archivos de la Administración, como los de Alcalá de Henares, Guadalajara, los ministerios de Defensa e Interior. También he recurrido a páginas web, como la de la fundación Pablo Iglesias y la web de Memoria Histórica de Salamanca. Asimismo he contactado con muchos familiares de la gente que estuvo encarcelada en el Fuerte, y viceversa. A algunos les tuve que asegurar que sus familiares no habían ido a parar al fuerte, sino a alguna de las otras dos cárceles que había en Pamplona durante 1934 y 1945, La Mercedes y la provincial. Muchos me dieron las gracias por darles a conocer estos detalles.

¿Por qué decidió realizar este trabajo?

-En parte fue por mi abuelo, Teodoro Hernán Aguado, que fue el último presidente local del Partido Comunista de Miranda de Ebro. Le detuvieron en un viaje camino de Burgos, supuestamente, dicen, con una pistola. Allí le juzgaron y le enviaron a la cárcel de Alcalá de Henares. Finalmente fue llevado a San Cristóbal, donde participó en la famosa fallida fuga del 38. Al salir de la cárcel ya no pudo volver a trabajar, debido a que contrajo la tuberculosis durante su cautiverio, por las malas condiciones d e vida con las que contaban. Gracias a buscar sobre mi abuelo, también me enteré de que su mujer también estuvo encarcelada, aunque en este caso fue en la cárcel madrileña de Ventas, acusada de estraperlo.

¿Cuál ha sido su objetivo al escribir este libro?

-Mi objetivo no ha sido el dinero, porque 12 años de dedicación no hay dinero que los pague. Simplemente he querido exponer quiénes eran esas personas que vivieron con mi abuelo, que no eran solo un número, como aparecía. He tratado de visibilizar a estas personas, de darles un poco de humanidad. ¿Quién eran estos hombres? ¿de dónde venían? ¿dónde vivían? ¿con quién? ¿estaban casados? ¿qué hijos tenían? Estas son las respuestas que he tratado de responder, junto con una microbiografía de su vida carcelaria, así como de su afiliación política.

¿Ha tenido dificultades a la hora de recabar la información?

-Sí, una de ellas tiene que ver con la cárcel de Pamplona, donde no facilitan a nadie la información de los expedientes penitenciarios de la gente que estuvo en el Fuerte. Hace unos años le comenté a la consejera Ana Ollo que esto tenían que solucionarlo, no ya por mí, sino por las generaciones futuras. El día que me dejen entrar yo vengo de Madrid y me tiro ahí dos días metida, porque hay muchos nombres que todavía faltan por apuntar. También hay veces que desde Instituciones Penitenciarias te mandan los expedientes con los nombres tachados, cuando precisamente lo que busco son los nombres. Se basan en una ley obsoleta, porque estamos hablando de presos de hace más de 80 años.

¿En su familia conocían la historia exacta de sus abuelos?

-Pues no la conocían muy bien, por lo que ellos han sido los primeros que me han agradecido mi trabajo. He notado mucho apoyo por su parte a la hora de escribirlo, mucho orgullo familiar, porque vengo de una familia en la que todos somos de izquierda.