La situación en Lerga y Eslava, pueblos desalojados anoche, empieza a verse de manera un poco más optimista. El fuego no amenaza los cascos urbanos y ha avanzado muy lentamente tras quemar el pinar del alto de Lerga. El alcalde de Eslava, Ignacio Barbe,r recuerda que "hay mucho trabajo por hacer, pero ahora hay muchos medios aéreos, bomberos y agricultores trabajando en la zona y tiene pinta de que van a poder controlarlo. Soy optimista pero con toda la prudencia del mundo".

El alcalde de Lerga, Iñaki Iriarte Marco, agradecía la labor de todo el mundo que se ha volcado en esta tragedia. En el pueblo, de 50 habitantes, se evacuó a una veintena de personas, y a vecinos del pueblo viejo de Gallipienzo, al polideportivo de Sangüesa para pasar la noche del domingo. "Es increíble la acogida que hemos tenido y lo bien que han montado todo. El fuego lo veo hoy más lejos del pueblo que ayer. Se está trabajando a destajo y muy bien. Y se ha quemado pinar, monte bajo y cereal y la línea de diámetro del fuego estará a 800 metros del pueblo".