Su trabajo ha sido esencial para lograr el objetivo de apagar las llamas que han arrasado más de 10.000 hectáreas en Navarra en la última semana. Pero lejos de proyectar una figura de grandeza, a Javier Arilla, Iñigo Beorlegui y James Vukojevic, parte del equipo de pilotos de los helicópteros que se encargan de las tareas de extinción de incendios en Navarra, se les desbordan las palabras de reconocimiento hacia la labor del resto de intervinientes, como los bomberos y los vecinos de las localidades afectadas, así como para los mecánicos que repostan y revisan unas “máquinas” que llegaron a descargar cientos de miles de litros de agua con el fin de apagar unos incendios que, “como esta vez, nunca” habían vivido.

“Me tocó trabajar en Tafalla en 2016 y ya fue un fuego puñetero, pero como éste no ha habido. Llevo en Navarra desde el año 2007 y ha habido fuegos importantes, pero como éste nunca”, asegura Beorlegui, recordando la cantidad de “focos simultáneos” que hubo el fin de semana pasado. “Teníamos fuegos en Arraiza, El Perdón, y todo el incendio de San Martín, Olleta, Gallipienzo que fueron varios a la vez y que han quedado en uno”, enumera. 

"Desde arriba se ve devastación, una mancha negra que cubre toda la zona media de Navarra"

Iñigo Beorlegui - Piloto del helicóptero del 112

Ahora, tras la tareas de extinción completadas, queda el repaso de una zona totalmente asolada. “Desde arriba se ve devastación, una mancha negra que cubre toda la zona media de Navarra. Al final la naturaleza va recuperando las cosas y de aquí a seis meses el verde volverá a ser el color predominante, pero la sensación es... Bua. Una mancha negra inmensa”, suspira Beorlegui, que destaca que ha habido la “suerte” de librar uno de los pulmones de Navarra: Sabaiza, la zona sur de la sierra de Izco. “Si coge fuego esa zona estamos apagando el incendio dos semanas. Ha salvado de milagro porque toda la zona perimetral está arrasada”, revela. 

No obstante, y a pesar de la gran cantidad de horas dedicadas a controlar las llamas, a estos pilotos les queda un final agrio. “Hemos hecho lo máximo posible. Todos. Mecánicos, bomberos, pilotos... En nombre de todos, lo siento por todo el mundo al que no hemos podido ayudar, porque es muy duro para todos”, pide perdón Vukojevic.

“Cuando tienes riesgo en varios sitios puede haber parte de la población que se sienta desatendida, pero los medios son los que son y llegamos a donde llegamos. Una jefa de sala me decía, con la voz cogida, que estos días han llamado pueblos y se les ha tenido que decir ‘arreglaros como podáis, porque no llegamos. Estáis solos delante del fuego’. Y eso, para alguien que vive la emergencia, es duro”, lamenta Beorlegui.