Parecía que iba a ser una jornada como cualquier otra de los últimos doce años. A Luz Coto, técnico en emergencias sanitarias, le dieron un aviso sobre un traslado desde las Urgencias de la Clínica San Miguel a la Clínica Universidad de Navarra. “Es una señora a la que tenemos que llevar urgentemente a digestivo”, le advirtieron. Fue entonces cuando se dirigió al box 5 donde, para su sorpresa, estaba Noah, un niño de Olite de unos 5 años.

“Se me pusieron los pelos de punta”, recuerda Luz, que comenzó a leer los informes que le facilitó la enfermera. El pequeño se había tragado una moneda que se encontraba atascada “en un sitio muy complicado”. Fue entonces cuando esta técnico, nacida en la localidad asturiana de Ortiguera hace 44 años y afincada en Pamplona desde hace 13, intentó hacer el viaje lo menos traumático posible.

“Me presenté, le conté que nos íbamos de excursión y se lo tomó muy bien, ni siquiera lloró. Lo montamos en la ambulancia y le pregunté si le gustaban las barracas, me contestó que sí y le dije que este paseo era mejor. Puse las sirenas y le comenté que ya tenía algo que contar a sus compañeros”, narra Coto con la misma pasión que le hizo cambiar su trabajo de soldadora por el actual, que desempeña en CPF Emergencias, una empresa pequeña con en torno a una veintena de trabajadores.

El camino tuvo que completarse con extremo cuidado. La madre de Noah, que le acompañaba en la parte trasera de la ambulancia, tuvo que ponerle dibujos animados en su móvil mientras Luz conducía de forma tranquila. “Fuimos muy despacio para no hacer frenadas bruscas, porque la moneda al parecer estaba en un lugar muy peligroso”, atestigua. Y mientras cubría el trayecto con sumo cuidado, Luz proseguía su cautivante charla para distraerle. “Le decía que si se había peinado, que le iban a hacer una foto, y que cuando nos viésemos me la tenía que enseñar para ver dónde estaba la moneda”, continúa.

Después de llegar a la CUN aquel 14 de mayo, Noah fue intervenido para que le extrajesen la moneda. Apenas estuvo 24 horas en observación en su casa, y a la semana volvió a la Clínica San Miguel para una revisión. Fue entonces cuando dejó un “regalo” para Luz.

“Joseba –uno de los trabajadores de admisión del centro– me dijo que me habían dejado una carta. Y cuando la abrí fue la llorera del día. No podía decirle lo que me pasaba, me preguntaba si era algo malo y se la tuve para que la leyese”, detalla Luz. En la misiva, que Noah escribió con la ayuda de su hermana mayor, el pequeño le agradece “lo bien que fue en la ambulancia”.

La carta que Noah y su hermana mayor escribieron a Luz. Oskar Montero

La carta

De parte de la familia de Noah, el niño que se tragó la moneda, te queremos dar las gracias por lo bien que fuimos en la ambulancia. Cuando se despertó lo primero que hizo preguntó por ti.

“Con lo que llevamos, estas cosas se agradecen. Han sido momentos muy complicados, y que encima esto salga de un niño...”, recuerda con emoción mientras le brota alguna lágrima de unos ojos azules que se quedaron en la retina del niño, que preguntó por ella nada más despertarse de la anestesia.

“Me encontré con la madre a los días y fue súper encantadora, me dio las gracias, me abrazó, y me preguntó si me habían dado la carta, y que Noah preguntaba ¿cuándo vamos a ir a ver a Luz?”, comenta conmovida.

La misiva le ha marcado tanto que la lleva consigo todos los días en la ambulancia. “No se la dejo a nadie, y no puedo abrirla porque cada vez que la veo...”, se emociona. “Después de lo mal que lo has pasado, cuando tienes un día malo de trabajo que todo se tuerce, ves esto y te das cuenta que la gente valora nuestro trabajo”, se congratula.