Fernando Larumbe tenía pensado rehabilitar una vieja casa de su familia en Legarda para vivir en ella. Pero el fuego se la devoró el pasado 18 de junio y ahora ya no sabe si será habitable o no. “Tendrán que venir el arquitecto y el albañil a verla, aunque en principio me han dicho que igual se puede rehabilitar, pero hay que esperar”, comenta Fernando, que añade que el incendio también afectó a la casa de sus tías.

Recuerda el día del incendio con asombro, las llamas se acercaban imparables al pueblo y acabaron por calcinar el 95% del término de Legarda. “En cuanto vimos que el fuego venía mi padre salvó a los perros y después tratamos de ayudar. El incendio cogió varios pinos cerca de la iglesia y después a un olmo y a un platanero. Cuando se juntaron las dos llamas, el fuego llegaría a los diez metros fácil, fue una pasada”, relata Fernando, que destaca que se han organizado varios auzolanes para limpiar el pueblo de ceniza. – Unai Yoldi