La falta de lluvias, con total ausencia de precipitaciones desde el 6 de julio cuando se midieron 3,7 litros, y las elevadas temperaturas, por encima de 25º y máxima de 40,7º el 24 de julio, está arrasando las praderas del País del Bidasoa desde Zugarramurdi a la muga de Endarlatsa en Bera como hacía tiempo de forma tan acusada. La desesperaciónde los ganaderos es palpable al ver los pastos secos como el esparto, al tiempo que en distintas localidades se ven obligados a aplicar restricciones de agua y efectuar cortes del servicio por la noche.

Los colores rojizos y ocres pintan y dominan las praderas en Malerreka, imposibles para el pastaje del ganado.

“Esto es cíclico y esta vez nos ha tocado”, se lamenta Aitor, joven ganadero de la casa Jauregia de Aniz (Valle de Baztan) que explica que en años anteriores han llegado a efectuar cuatro cortes de hierba, “hasta cinco, algún año muy bueno”, pero en esta ocasión se verán limitados a dos cortes. Esto significa tener que alimentar el ganado con alfalfa u otras forrajeras cuyos precios están disparados, lo que supone un incremento de los gastos para un sector en el que no sobran las alegrías.

Parecida opinión es la de Eva, una ganadera del caserío Dendaitea, en la llamada regata de Irurita: “¡Los pastos, horribles! En situación normal, damos dos cortes buenos; este año uno sólo y de este corte bastante hierba menos también”.

“El primer corte suele ser para las vacas porque la hierba es más basta y el segundo corte, mas fino, para las ovejas. Este invierno tendran que compartir el primer corte con las vacas”, explica. Un auténtico desastre para el sector, en el que son bastantes los que durante el día sacan a pastar en el campo a sus vacas, cosa que está resultando casi inútil y ya se dan casos de tener de recurrir a alimentarlas con la hierba que reservaban para la época invernal.

En efecto, el aspecto de las praderas es desolador, lo mismo que la penosa imagen que ofrece el río Bidasoa (Baztan, a su paso por el valle) que se puede cruzar a pie enjuto en varios parajes. Y bajo la presa de Txokoto, en Elizondo, uno de los lugares más visitados y fotografiados por los visitantes, ya se está formando una capa de verdín (lo que se decía “moco de rana”) en la superficie de tramos estancados, demostración del progresivo deterioro de la calidad de las aguas.

El clima

El calentamiento de la tierra, el cambio climático y el efecto invernadero dicen que son los culpables de que los campos estén agostados y la hierba seca como un trigal recién cortado, como pocas veces se ha visto en parajes que pasan por ser verdes (la Navarra “húmeda del noroeste”) y regatas y ríos que bajan sin gota de agua y el Bidasoa que presenta una de sus más pobres imágenes.En todo caso ésto no es novedad, que no hace falta recordar que fue en el franquismo cuando se puso de moda aquello de “la pertinaz sequía”.

El caso es que en todo julio las lluvias registradas han totalizado 5,3 litros en dos días y sin precipitaciones en el resto, una cantidad mínima comparada con los 40 litros del mismo mes del año pasado, que en este sentido tampoco fue muy generoso. Y en junio llovieron 47,8 litros también con elevadas temperaturas, lo que de cara a agosto que suele ser un mes seco (14 litros en 2021) tampoco hace albergar mayor esperanza.

En efecto, julio ha sido el más seco de los últimos seis años, cuando es un mes en el que en condiciones normales llueve bastante, excepto 2020 cuando se registraron 15,8 litros, tres veces más que ahora, pero las precipitaciones fueron de 97,9 litros en 2019, 99,8 litros en 2018, 70,2 litros en 2017 y 39,2 litros en 2016, en todos los casos bastante o mucho más que en la actualidad. De Belate arriba llevamos un mes con ausencia de lluvias, excepto una noche de imperceptible langarra, similar al rocío del amanecer.

Restricciones

De forma ineludible, en algunas localidades han tenido que recurrir a las restricciones y cortes del suministro de agua, por ahora nocturnas, en Irurita y en Arraioz, en el Valle de Baztan, y en otros los ayuntamientos han pedido a la población que no riegue las huertas y menos que se laven los coches ya que la situación no va a mejorar a corto plazo. La sequía recuerda la de 2003, primera quincena de agosto, cuando se registraron en Baztan diez días por encima de los 40º. Aquel año, se dió un incendio “subterráneo” en Gorramendi que, ante la imposibilidad de apagarlo, hubo que dejar arder toda la ladera sur.