Cerca de 200 profesionales de diversas especialidades sanitarias analizan en Pamplona los últimos avances en la detección y el tratamiento precoz de los problemas auditivos en la infancia, un problema que sufren 3 o 4 de cada mil menores.

Se trata del curso Actualización y avances sobre atención temprana de los niños con dificultades auditivas, organizado por la Asociación Española de Audiología y que persigue romper con ideas negativas hacia los sistemas que posibilitan la audición (implantes cocleares y audífonos) y presentarlos al nivel de otros productos de uso común, como pueden ser unas gafas.

En este sentido Isabel Olleta, miembro del comité científico, destacó que la jornada cuenta con logopedas, otorrinos, pediatras, psicólogos y audiólogos, lo que permite un planteamiento multidisciplinar, desde que se les dice a los padres que su hijo tiene un problema hasta el tratamiento con aparatos y rehabilitación, pasando por las pruebas y el diagnóstico.

Al respecto subrayó que si hay problemas auditivos de nacimiento se detectan con una prueba que se hace a todos los bebés y para los tres meses se tiene ya un diagnóstico con el que tomar las decisiones que corresponda en cada caso teniendo en cuenta la opinión de los distintos especialistas.

Queda sin embargo “un tanto por ciento no muy grande de hipoacusias diferidas, por una predisposición genética a la sordera, lo que obliga a estar siempre alerta”, dijo, y agregó que “si a los dos años y medio o tres el menor tiene problemas de lenguaje hay que valorar la audición”.

Olleta puso en valor no solo los avances que permiten la detección precoz sino también la de los propios tratamientos, empezando ya hace años por los implantes cocleares que se emplean en casos de “hipoacusia profunda”, en los que los audífonos no son suficiente y “si no oyen no hablan”, una “sordomudez que ahora es muy difícil encontrar”.

Subrayó así que ambos sistemas posibilitan la “normalización” buscada, aunque conseguirla requiere además de la colaboración de la familia, cuyo papel es tan “vital” que ante dos casos de problemas auditivos iguales un menor puede tener “expectativas excelentes en la vida y otro niveles de lenguaje y lectura que no son buenos”.