Por las manos de Juan Miguel Gil Jaurena (Elizondo, 1963) han pasado los corazones de decenas de niños y recién nacidos, a los que la vida les ha brindado una nueva oportunidad. Este médico navarro es jefe del servicio de Cirugía Cardiaca Infantil del hospital Gregorio Marañón de Madrid, centro en el que se realizan entre 10 y 15 trasplantes de corazón a niños de los entre 25 y 30 que se registran al año en España.

Uno de ellos –que trascendió y ocupó páginas de periódico y aperturas de telediario– es el caso de Naiara, una pequeña que nació con una cardiopatía, a quien el año pasado Gil Jaurena y su equipo consiguieron trasplantarle un corazón en asistolia y con incompatibilidad sanguínea del donante, algo que era inédito en el mundo. “Detrás de aquello había mucho trabajo previo”, reconoceGil Jaurena, que ha impartido este jueves una conferencia en Pamplona, en el marco de la XVIII Reunión de coordinadores de trasplantes, en la que ha hecho hincapié en el futuro halagüeño que ha abierto la donación en asistolia, también en la cirugía cardiaca.

¿Qué es exactamente la donación en asistolia?

–Primero hay que explicar que la mayoría de trasplantes se hacen de donantes en muerte encefálica, es decir, que ya han fallecido pero que de manera artificial se mantienen vivos sus órganos. Una vez que se da el visto bueno, se extrae el órgano, se da el visto bueno y se mete en una nevera para su conservación y posterior trasplante a otro paciente. La donación en asistolia es aquella en la que el donante se encuentra en muerte circulatoria, es decir, se ha parado su corazón y no hay riego sanguíneo. Hasta hace algún tiempo este tipo de trasplantes no se planteaban, porque al pararse el corazón no llega sangre a los órganos y quedan inutilizados al no tener riego.

¿Y cómo es este proceso?

–En todos los hospitales fallecen personas a diario y para que fuesen donantes debían estar en UCI, en muerte cerebral. Pero desde hace unos diez años, si un paciente está en una situación irreversible y se preve su muerte unos días antes, se habla con la familia y si dan el sí, lo que se hace es que ese fallecimiento previsto tenga lugar en quirófano. Se le quita la respiración asistida, baja la frecuencia cardiaca hasta que se produce la muerte circulatoria. Entonces de forma rápida se procede a la extracción de órganos. Sobre todo se ha hecho con riñones e hígado, pero ahora también con pulmones e incluso con el corazón. ¿Y qué implica la donación en asistolia? Pues que personas que hace unos pocos años no podían ser donantes ahora pueden serlo, se traduce en que se prevé un incremento en el número de donantes, algo muy positivo teniendo en cuenta la escasez de donantes.

El caso de Naiara, la primera niña trasplantada de corazón de donante en asistolia y con grupo sanguíneo diferente, fue muy mediático. ¿Cómo lo recuerda?

–Teníamos un recién nacido que había sufrido asfixia perinatal y no se iba a poder recuperar.... La familia accedió a que fuese donante. Entonces, se llevo al niño a quirófano y se retiró la intubación mecánica hasta que se paró el corazón del niño.Esto ocurrió en un hospital a 300 kilómetros de Madrid por lo que la logística fue muy compleja, pero era un corazón de un tamaño similar al que necesitaba Naiara. ¿Por qué este caso tuvo tanta repercusión? Porque hasta entonces en España se habían hecho donaciones en asistolia en adultos, pero no en niños y menos en hospitales diferentes. Pero es que además, los grupos sanguíneos del niño y de Naiara eran diferentes, lo que convertía a este trasplante en el primero del mundo en el que se juntaban las dos cosas: donación en asistolia a un bebé con grupos sanguíneos incompatibles.

Era algo que no se había hecho antes, ¿cómo lo afrontó?

–Nosotros ya teníamos un trabajo previo en el hospital. Habíamos hecho muchos protocolos sobre esto, mucho trabajo prospectivo, cálculos, lo sometimos al comité de ética y después a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)... Pero no solo era teoría, teníamos la convicción de que era factible. El día siguiente del trasplante de Naiara estábamos todos cansados y muy contentos porque había salido bien.Pero también con la incertidumbre de que pudiese haber complicaciones y aquí nos acompañó la fortuna y se pudo ir a su casa.

Esto es un nuevo escenario para los trasplantes pediátricos, ¿no?

–La donación en asistolia va a permitir tener más disponibilidad de órganos. Ya estaban en marcha los programas de trasplante con incompatibilidad y ahora existe la posibilidad de que se pueda incrementar el número de donantes, sobre todo en niños pequeños, que es menos frecuente. Ahora se trata de que en otros hospitales, con estos trasplantes pediátricos, vean que esto, que es como un viaje a la luna, es factible. Es una ventana que se nos abre y un mensaje para esos papás que están con sus hijos a la espera de un donante de que seguimos estrujándonos los sesos para incrementar el número de donantes.

Usted ha comentado en conferencias anteriores que cada vez va a hay menos casos de cardiopatías. A eso ahora hay que sumarle una mayor disponibilidad de órganos...

–Si miramos las estadísticas vemos que en los últimos años desciende la natalidad y por el diagnóstico prenatal, también se dan cada vez más casos de padres que deciden no llevar a término el embarazo. Esto se traduce en que la tendencia es que nazcan menos niños en general y menos niños con cardiopatías graves en particular. Por tanto, si sumamos que cada vez hay menos casos a que las nuevas técnicas permiten tener más donantes disponibles, la tendencia es a que cada vez se harán menos trasplantes, pero los datos hay que analizarlos con cautelas. No obstante, en el extremo opuesto está que los niños operados de una cardiopatía en los últimos años, en un futuro supondrá un aumento de los adultos que fueron operados de niños y que necesitan algún tipo de atención.

Imagino que la tecnología les hace avanzar a pasos agigantados.

–La tecnología está provocando una avance en todos los campos y la medicina o la cirugía no son una excepción.Los anestesistas y el personal de UCI son los que más han avanzado en los últimos tiempos. Yo, por ejemplo, no me considero mejor que mi maestro, pero él no se atrevía a hacer cosas que yo ahora sí.No es porque yo sea mejor, sino porque ahora hay un soporte mucho mejor que hace que las condiciones para una intervención sean más óptimas. El futuro de la cirugía se encamina hacia especialidades menos invasivas.

En el caso del fallecimiento de un niño, ¿los padres son más propensos a donar que a no hacerlo?

–Sí, cada vez más. En España en torno al 80% de las familias deciden hacer una donación de órganos, frente al 20% que declina.Preguntar si quieres donar los órganos de tu hijo que acaba de fallecer es la peor pregunta en el peor momento. Por ello tenemos que hablar de ese ejercicio de humanidad y generosidad que tienen las familias cuando pierden a un niño y deciden donar. Esto es, además, una labor impagable de la ONT, que hace campañas de sensibilización todos los años.