Saber para no olvidar y conocer para no repetir. Con esta idea se quedaron ayer muchos de los más de 500 estudiantes de los institutos de Larraintzar, Zizur, Alaitz (Barañáin), Sierra de Leyre (Sangüesa), Iturrama, Plaza de la Cruz y Mendillori que participaron en el IV Encuentro Intergeneracional que tuvo lugar en el Parque de la Memoria de Sartaguda. Allí conocieron en primera persona, y de la mano de familiares de asesinados en el alzamiento fascista de 1936, el devenir de sus seres queridos.

En la actividad, que nació en el año 2016 para que los jóvenes “adquieran una mirada crítica hacia ese pasado traumático”, participaron con sus testimonios Julio Sesma, Máximo Martínez, Ángel Osés, Amelia Resano, Benito Salvatierra, Joseba Gutiérrez, Blanca Oria, Jaime Esparza, Bingen Amadoz, Asun Larreta, Fermín Arellano, Maribel Sembroiz y Elsa Osaba (su familia más vinculada al exilio y al destierro a campos de concentración nazis). Los estudiantes, divididos por grupos, escucharon de forma respetuosa y mostrándose en ocasiones compungidos, la historia que estas personas les contaron.

Allí, entre escultura y escultura, hablaron abiertamente de cómo se llevaron de casa a sus padres, tíos o abuelos, de cómo raparon a las mujeres y las vejaron, y de cómo sobrevivieron después de todo aquello siendo este asunto un tabú absoluto en los hogares. En algunos grupos se animaron a preguntar y, entre las dudas que más surgían, se repetía el hecho de no entender por qué mataban a unos u otros: “Cualquier cosa valía para quitarle la vida a una persona, muchas veces eran envidias. Otras veces por ser de izquierdas o por tener algo en su haber que el otro quería”, contestaban.

Atentos a las explicaciones de Julio Sesma, sartagudés al que asesinaron a su padre, estuvieron los alumnos de 1º de Bachillerato del IES Zizur. Ione Piñar fue una de las que, en primera fila, quedó ensimismada con sus vivencias. “Ha sido una charla que a mí me ha llegado muy adentro porque, al final, te están contando estas personas su experiencia propia y todo lo que vivieron ellos y sus familias. Conocer, cómo después de tantos años pudieron hablar de ello y enterrar sus cuerpos, ha estado muy, muy bien”, explicaba.

El muro con los nombres de los fusilados impactó a más de uno.

Además, y de acuerdo con Sara Colón y Leire Manso, “algo que me ha sorprendido mucho y que no sabía era lo de que rapaban a las mujeres y que las humillaban. Que te lo cuenten así cala mucho más. En el instituto te cuentan la historia por encima, pero no se entra al sufrimiento de las víctimas, a los años de silencio sin poder sacar de dentro lo que les pasó. De hecho, nos ha dicho que muchos casi se lo llevan a la tumba para proteger a sus hijos”.

Estudiantes de 2º de Bachillerato del IES Alaitz de Barañáin, durante el baile que hicieron.

EVOCACIÓN CREATIVA

Tras este coloquio los jóvenes participaron en dos talleres. Por un lado, y guiados por el artista Taxio Ardanaz, pintaron en un mural símbolos que les evocaba lo que les habían contado: con spray reflejaron a una mujer silenciada, una balanza para restablecer el equilibrio y la injusticia, un lazo o un corazón partido.

Después, los alumnos de Larraintzar cantaron Txoria txori, y los estudiantes de 2º de Bachillerato del instituto Alaitz realizaron un par de bailes e interpretaron el tema Maravillas de Berri Txarrak. De acuerdo con Ane Ojer y Aaron Romero, dos de los participantes, “estos actos relacionados con la historia están muy bien; ha sido una gran experiencia, muy bonita. Lo que más me ha chocado es que después convivían entre ellos sin saber si eran franquistas o no”. Además, insistían, “aquí lo ves de otra forma; en clase te cuentan los hechos y estas personas nos han dado sus puntos de vista, sus experiencias. Estar y hablar con gente que lo ha vivido es muy gratificante. Oírlo en boca de los protagonistas es mucho más impactante”.

Un grupo de jóvenes, durante la charla que tuvieron con Amelia Resano junto a la escultura erigida en honor a las mujeres.

Para terminar, y con la poeta Jara Calvo, hubo quienes crearon textos que después leyeron en público a partir de sus sentimientos, lo escuchado o lo aprendido en el instituto. Algunos de los versos dictaban así: “A mi padre lo tienen preso, en el calabozo lo han encerrado. En la calle no se habla de eso; es inhumano, estoy desesperado” o “por mucho que los años hayan pasado, este corazón sigue sanando porque la herida aún no ha cicatrizado. Somos conscientes del peso que llevan a sus espaldas por cada persona que les fue arrebatada. Por ello queremos dar las gracias a aquellos familiares que aún están dando la cara. Una vez más, gracias”.

CONTRA LA DESMEMORIA

Esta jornada, organizada por el Instituto Navarro de la Memoria, se encargó de clausurarla la consejera de Relaciones Ciudadanas Ana Ollo que, dirigiéndose a los jóvenes, les recordó que “estas personas que os han hablado son víctimas y son ejemplo de resistencia porque después de tantos y tantos años siguen manteniendo la memoria de sus familiares”.

Alumnas y alumnos del IES Zizur, escuchando atentamente a Julio Sesma.

De acuerdo con Ollo, actividades de este cariz deben servir para “acabar definitivamente con el olvido y la desmemoria en el que hemos crecido otras generaciones. Esas personas fueron asesinadas injustamente y vilmente por defender valores de igualdad, solidaridad o justicia social”. Además, y antes de recordar a Josefina Lamberto, acérrima luchadora por la Memoria Histórica, alegó que “la violencia es algo contra lo que es preciso alzar la voz nítida y sin fisuras”.

MÁS DE 1.200 ALUMNOS

Este jueves por la mañana este espacio acogerá un acto muy similar pero, en este caso, con los estudiantes del IESO Iñaki Ochoa de Olza e Iparralde DBHI de Pamplona, EASD de Corella, Ikastola Paz de Ziganda de Villava/Atarrabia, e IES Tierra Estella-Lizarra.