Los 84 profesionales de podología en ejercicio en Navarra realizan unas 17.000 consultas anuales. Se trata de un servicio de salud al que recomiendan acudir una vez al año, y con más frecuencia en caso de los diabéticos, pero que al no estar incluido en la sanidad pública, obliga a los pacientes a depender de su poder adquisitivo. 

Con la reivindicación de que se les incluya en la sanidad público de salud como baluarte, el Colegio de Podólogos de Navarra ha conmemorado su 20 aniversario, con la presencia del director general de Salud del Gobierno de Navarra, Carlos Artundo Purroy, la teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Pamplona, María Echávarri Miñano, la vicepresidenta de Consejo General de Podología de España, Rosario Correa, la presidenta del Colegio Oficial de Podólogos de Canarias, Verónica Ruíz Martín, presidentes de otros colegios de diferentes profesiones, empresas colaboradoras del Colegio y profesionales del Colegio de Podología de Navarra.

El presidente del Colegio de Podólogos de Navarra, Luis Ángel Arigita, ha querido reclamar la presencia de la figura del podólogo dentro de la sanidad pública. “Es una reivindicación que desde todos los colegios profesionales hemos estado realizando durante los últimos siete años”. Sin embargo, el propio Argita ha reconocido que “no queremos entrar del todo todavía porque sería un gasto muy importante. Por ahora, queremos iniciar el camino y que los podólogos ocupen puestos clave en el sistema sanitario, como poder ser derivados ahí desde la atención primaria y, por ejemplo, entrar en unidades del hospital como la del pie diabético”. En este sentido, ha afirmado no pedir una especificidad pública como cardiología, sino seguir los pasos de odontología o fisioterapia.

En esta línea, Carlos Artundo ha observado que “conforme pasa la edad, la podología se convierte en algo necesario. No está incluido en la cartera de servicios públicos pero es una función que tiene que ver con la salud y el bienestar de las personas”.

La amputación de un pie

Uno de los mayores peligros en relación con el pie es su amputación por una necrosis, derivada de una mal tratada diabetes. Así, “si es recomendable acudir al podólogo una vez al año”, como al oculista o al dentista, “en caso de tener diabetes, hay que acudir más frecuentemente”.

En relación con esto, Correa ha puesto en valor los buenos datos de Navarra en la tasa de amputación de personas diabéticas, la mejor de España, 3 por cada 100.000 personas, pero que aún duplica la de Italia o triplica la de Islandia, por lo que “hay margen de mejora”. Por ejemplo, de cara a avanzar, como ha mencionado Arigita, “hay que incluir a podólogos en la unidad del pie diabético en los hospitales, porque en las dos unidades presentes en la Comunidad Foral y que tratan un tema propiamente podológico, no hay ningún podólogo presente”.

La cultura de la prevención

Ahora bien, para no llegar al límite estar ingresado en una unidad especializada en el hospital, hay que prevenir. Ni en Navarra, ni el Estado, “está implantada la cultura de acudir al podólogo a hacer revisiones”, ha señalado Echávarri, “no somos conscientes del papel tan clave que cumplen estos profesionales”.

Además, con el número de diabéticos subiendo, con 42.005 navarros y navarras que lo padecen, “hay que instaurar la costumbre de acudir al podólogo. Porque el pie diabético es solo un estado avanzado de la diabetes, que junto a la vista, es lo más afectado en la enfermedad”, ha sentenciado Arigita. 

En el acto, también se ha reconocido a los podólogos que se jubilaron este año, un total de ocho, que formaron parte de las distintas juntas del gobierno del Colegio “con dedicación, trabajo, esfuerzo y amor por nuestra profesión”.