Josu Jimenez Maia, que ha recibido dos trasplantes de riñón, agradece a las personas donantes y sus familiares “sus donaciones solidarias y desinteresadas, sin las cuales no estaríamos aquí” y hace extensiva su gratitud a “cirujanos, enfermeras, médicos, así como al resto de trabajadores de la sanidad y a todo su personal”. Con motivo del Día Nacional del Donante, este vecino de Iruña de 57 años también sostiene que “no hay razón objetiva para no ser donante”, porque “una vez que tu cuerpo ya no funciona lo mejor que puedes hacer es pensar y decidir donar ese órgano”, que “puede salvar vidas o facilitar a otra persona hacer una vida normal”. 

Como explica el propio Jimenez, lleva “28 años con una insuficiencia renal de origen no filiado. A base de cuidarme y de tratamientos médicos, hice vida normal hasta hace 7 años”. Entonces, prosigue su relato, “los parámetros indicaban que la creatinina estaba por las nubes y que el riñón estaba dejando de funcionar”, de manera que empezó a hacer diálisis en casa con una máquina cicladora. Le llamaron para un primer trasplante en noviembre de 2017. “Por desgracia, ese riñón duró solamente 16 meses”, lamenta. Después, tuvo que ir a hemodiálisis y cuatro años más tarde el Olentzero le trajo su segundo trasplante. 

Incertidumbre y nervios durante la espera

Este tiempo de espera, recuerda, lo vivió “con incertidumbre y nerviosismo, porque estás en diálisis, tienes una dieta muy estricta y debes estar siempre pendiente del teléfono”, que finalmente sonó una noche, de madrugada. 

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Ahora, transcurridos seis meses desde esa segunda cirugía, confiesa que “la recuperación está siendo más lenta de lo que hubiera deseado pero estamos aquí” y, por ello, expresa todo su agradecimiento “a los donantes anónimos y a todas las personas que todavía no son donantes pero que después del día de hoy –por este miércoles– se van a hacer seguro”.

Como concluye este maestro ya jubilado, “el hecho de estar aquí y no tener que ir al hospital durante cuatro horas y media tres veces a la semana es una buena noticia”, porque “la hemodiálisis es dura”, aunque deja claro que “nos cuidan muy bien y nos tratan de maravilla”.