El experto participó el miércoles en unas jornadas organizadas por Sabino Arana Fundazioa en Bilbao, sobre el impacto del cambio climático en las zonas más pobres del planeta, especialmente en África.

‘Justicia climática con África’. Así se llama su intervención. ¿A qué se refiere?

—A todos los mecanismos y todas las soluciones que se deben dar para que los países que generan menos emisiones de gas de efecto invernadero y que a su vez son los más afectados por el cambio climático no tengan que pagar las consecuencias. Y es que es una circunstancia de las que ellos apenas están contribuyendo. El cambio climático afecta de manera global sin embargo, los impactos son muy diferenciados. Hay muchas razones por las que afecte más en África que en otros lugares, y tiene mucho que ver con el nivel de desarrollo y con el nivel económico, pero también con la estabilidad del Estado y las políticas públicas que se implementan.

¿En qué sentido?

—La población más vulnerable, más pobre es la población más dependiente de los recursos naturales. Los medios de vida de esa población en general están orientados a la producción de alimentos o a la producción de artesanía basadas en productos agrícolas. Sin embargo, el impacto no solo se da en África sino a todos los niveles estamos hablando de cuestiones de seguridad.

Explíquese.

—Dinero, migración climática... para el año 2050 se estima que van a ver en el mundo más de 150 millones de personas en África que vayan a ser desplazados climáticos. Es un término que es relativamente nuevo y que es difícil de definir cuando una persona emigrante climática o no, porque está todo interrelacionado. Es muy difícil separar pero esas son las estimaciones. Cuando hay falta de agua y no hay cosechas, los que se ganan la vida con los cultivos o la ganadería en muchos pueblos africanos tiene que desplazarse, porque no tiene otro modo de vida. Eso genera un montón de presión en los países vecinos dentro y también del propio país y está generando dinámicas regionales que pueden impactar directamente a Europa. Y concretamente a España.

Que tiene la frontera con Marruecos.

—Sí, tiene las puertas de Melilla por ejemplo, casi 10.000 subsaharianos que muchos de ellos están ahí buscando una vida mejor, pero muchos están ahí porque lo han perdido todo y porque no tienen ninguna otra opción y no tienen medios de vida. Por eso es importante comprender que todo está vinculado.

¿Y cuales serían los pasos a seguir?

– Se necesita inversión. Por ejemplo en adaptación y en mitigación del cambio climático al principal emisor de gases de efecto invernadero del mundo como es China que a un país que apenas está contribuyendo a esas emisiones. Tiene que haber un tratamiento conjunto y común esos países también tienen que generar sus políticas públicas para la gestión de los gases de efecto invernadero y sobre todo para generar un modelo de desarrollo que se ha sostenible en términos de producción energética producción de alimentos. Hay un dato que refleja de forma clara la situación: España está consumiendo 1,7 tierras en recursos.

¿Y cómo se sostiene eso?

—La tierra no tiene la capacidad de regenerar los recursos suficientes como para mantener el nivel de consumo que llevamos. Si todo el mundo llevara el mismo nivel de gasto y de consumo que España estaríamos consumiendo 1,7 tierras al año. Bueno es un dato que te lo dice todo.

¿A qué consumo se refiere?

—Es un índice que tiene un montón de variables. De gestión de residuos, de uso de materiales, de agua, de materias primas, de alimentos, o sea, recursos naturales, digamos y es un poco lo que tú consumes más luego lo que emites en forma de residuos y luego eso como impacta en la tierra, no y cuál es la capacidad de los ecosistemas para regenerarse.

Y cada vez va a más...

—La gente piensa que esto lleva pasando muchísimo tiempo y es cierto, pero el cambio climático actualmente es un fenómeno generado por el hombre y tenemos evidencia empírica y científica de todo tipo que lo prueba. Es la primera vez en la historia de la humanidad que tomamos conciencia de que del impacto que estamos generando a nivel global. Y es la primera vez que tenemos tanta información y tantos datos sobre lo que va a pasar si no actuamos en consecuencia.

¿Entendería que no se atajara el problema con mayor vehemencia?

—Pues no, no lo entendería, sería una irresponsabilidad por parte de la humanidad. Es algo que nos afecta a toda la humanidad. Es verdad que los impactos son diferenciados. Ahora mismo igual una persona en Bilbao igual no lo nota tanto, porque la economía está mucho más desarrollada, pero una persona en otro lugar, se tiene que ir, porque si no se muere. Son tendencias globales que nos afectan a todos y son responsabilidades de todos también exigir a nuestros políticos que pongan esta cuestión en el centro del debate.

¿No lo está?

—No creo que lo suficiente. La Tierra es un es un único ecosistema, que está totalmente interconectado. El aire que respiramos todos los días se está viendo afectada globalmente y puede tener impactos directos en la salud de las personas y en la calidad de vida . Estamos hablando de algo que puede destruir nuestro nuestra forma de vida actual entonces tenemos que adaptarnos y tenemos que anticiparnos. La situación es grave, actualmente estamos asistiendo a la tercera extinción masiva.

¿Masiva?

—Sí, en los últimos 50 años hemos perdido el 50% de la biodiversidad mundial, y es un fenómeno que se va a ir acrecentando. Tenemos mucho que aprender todavía. ¿Que pasa si el día de mañana se extingue un animal que tal vez tiene en su ADN o en alguno de sus mecanismos es la solución al cáncer o alguna otra enfermedad? Es importante frenarlo. Como nota positiva su que diría que como decía antes la naturaleza tiene una capacidad de recuperación y de adaptación, por lo que relativamente, pero se está a tiempo de ponerle solución.