Desahucio de una familia en Buztintxuri | Carolina se queda
La presión vecinal consigue paralizar el desahucio de una familia monomarental de Buztintxuri con dos hijos
Buztintxuri ha dicho basta, basta de Testa, basta de fondos buitre que solo quieren la vivienda para seguir esquilmando los recursos de las personas y que sigan emergiendo los dividendos del negocio inmobiliario.
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Y como Buztintxuri dijo basta y los documentos que acompañaban el proceso judicial estaban repletos de incorrecciones, Carolina y sus hijos, de 7 y de 17 años, se quedaron en su casa, en un cuarto piso de la calle Santos Ochandotegui del barrio pamplonés. Esta familia monomarental, a la que no le había ofrecido alternativa habitacional ninguna, tenía orden de desahucio que se iba a ejecutar este jueves por la mañana.
Testa la quería echar de casa sin negociar condición alguna. Pero la orden consiguió paralizarse a última hora debido a que Carolina es la única inquilina de la morada, pero no figura en ningún papel. Ella, que llegó hace un año a este inmueble y que estuvo viviendo este tiempo con una amiga, no era ni siquiera parte del procedimiento en los tribunales. El desahucio no iba contra ella, que sigue pagando las mensualidades y no se trata de ningún caso de morosidad. El desalojo se iba a ejecutar contra el suegro de la anterior inquilina, que es el titular que figura en la vivienda.
El colectivo Haritu había tratado de paralizar el procedimiento por cualquier medio, alegando que la suspensión cabía por la situación de vulnerabilidad en la que se quedaba la familia y también apelaba al hecho de que se tenía que abrir un nuevo proceso. El juzgado tiró hacia adelante y, la fuerza de la calle, la presión del barrio y la organización vecinal le hizo recular a la comitiva judicial. Se trata de un punto y aparte. Seguramente la inmobiliaria volverá a ofrecer dinero, unos 3.000 euros, a Carolina para que se vaya de casa y se busque la vida. Pan para hoy.
Carolina no quería eso, sino una solución y un contrato de alquiler. Pero con Testa no hay manera de sentarse a hablar. No le dan ni el empadronamiento, y mucho menos un arrendamiento.
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